Finlandia ha enfrentado la propaganda rusa desde que declaró su independencia de Rusia hace 101 años. Pero en 2014, después de que Moscú se adhirió a Crimea, se hizo evidente que el campo de batalla había cambiado: la guerra de información se movía en línea. Y, por lo tanto, este país decidió hacer algo al respecto.
Jussi Toivanen, especialista y jefe de comunicaciones de la oficina del primer ministro finlandés, es uno de las funcionarios encargados de impartir cursos, como parte de la iniciativa contra la falsificación de noticias. Este plan fue puesto en marcha por el Gobierno de Finlandia en 2014 -dos años antes que Rusia, supuestamente interfiriera en las elecciones de Estados Unidos-.
El objetivo de estos cursos, es enseñar a residentes, estudiantes, periodistas y políticos de Finlandia, cómo contrarrestar la información falsa diseñada para sembrar división. La clase guiada por Toivanen, en Espoo, Centro de Educación de Adultos, abre con la interrogante: ¿Usted se ha visto afectado/a por el ejército trol de Rusia?”.
Seguido de esto, el curso incluye una lista de verificación, con los métodos más comunes que utiliza Rusia para engañar a los lectores de redes sociales: como la manipulación de imágenes y vídeo; medias verdades, la intimidación y los perfiles falsos. La mayoría de estas noticias se refieren a temas como la inmigración, la Unión Europea, o si Finlandia debe convertirse en miembro de la OTAN (Rusia no es fanático de ello).
La iniciativa, es sólo una parte de un enfoque multifacético e intersectorial, que el país está tomando para preparar a los ciudadanos de todas las edades, para el complejo panorama digital de hoy -y de mañana-. El país nórdico, que comparte una frontera de 832 millas con Rusia, es muy consciente de lo que está en juego si no lo hace.
¿Cómo funciona?
Mediante un diagrama de una página de un perfil de Twitter, Toivanen explica a los asistentes cómo identificar a los bots: Buscar fotos de “stock” dentro de las publicaciones, es decir fotos que están disponibles para comprar en plataformas de pago. Asimismo, evaluar el volumen de mensajes por día, observar si hay traducciones que puedan ser inconsistentes o apuntar a la falta de información personal.
Durante la lección, también se ha “desmenuzado” un popular “deepfake” -término que se refiere a un vídeo o audio altamente realista, pero manipulado-. En este caso, analizan uno de Barack Obama, con el cual logran resaltar los desafíos de la guerra de la información que tienen enfrente.
El presidente finlandés, Sauli Niinistö, instó en 2015 a todos los finlandeses, a asumir la responsabilidad de la lucha contra la información falsa. Un año más tarde, Finlandia llevó a expertos estadounidenses para asesorar a los funcionarios sobre cómo reconocer una noticia falsa, entender por qué se hace viral y desarrollar estrategias para luchar contra ella. El sistema educativo también se reformó hacer hincapié en el pensamiento crítico.
Y aunque es difícil medir los resultados en tiempo real, el enfoque parece estar funcionando, y ahora, otros países están buscando a Finlandia como un ejemplo de cómo ganar la guerra contra la desinformación.
“No es sólo un problema de gobierno, toda la sociedad se ha apuntado. Estamos haciendo nuestra parte, pero es tarea de todos para proteger la democracia finlandesa», dice Toivanen.
La fórmula contra las noticias falsas: hacer más
Finlandia también tiene una larga tradición de lectura, sus 5,5 millones de personas toman prestado cerca de 68 millones de libros al año en sus bibliotecas. Por si esto fuera poco Finlandia encabeza las listas de confianza de los medios de comunicación, lo que significa que sus ciudadanos tienen menos probabilidades de recurrir a fuentes alternativas de noticias.
Pero ¿Cómo logran esto? Hay quienes sostienen que la educación mediática y el pensamiento crítico no es suficiente, se debe hacer más por parte de las compañías de medios sociales para detener la propagación de la desinformación.
“Facebook, Twitter, Google y YouTube, son facilitadores de troles rusos, que en realidad deberían ser regulados”, asegura Jessikka Aro, periodista de radio y de la televisión pública finlandesa YLE, quien ha enfrentado una gran cantidad de abusos por su trabajo investigando la interferencia de Rusia, desde mucho antes que fuera vinculado a las elecciones de Estados Unidos de 2016.
“Al igual que cualquiera de las empresas o fábricas que contaminan el medioambiente, deberían ser, y, ya están regulados, por contaminar el aire y los bosques, las aguas; éstas empresas están contaminando las mentes de las personas. Por lo tanto, también tienen que pagar por ello y asumir la responsabilidad por ello”, menciona la periodista.
Facebook, Twitter y Google, son firmantes del código de la Comisión Europea de la práctica contra la desinformación, han dicho a CNN, que han tomado medidas después de las elecciones de Estados Unidos para aumentar la transparencia en sus plataformas, incluyendo la creación de bibliotecas específicas sobre la política y propaganda electoral a disposición del público, trabajar con verificadores para identificar el contenido engañoso relacionado con las elecciones y a tomar medidas severas con las cuentas cuentas falsas.
Quizá, el mayor signo de que Finlandia está ganando la guerra contra el falso reportaje, es el hecho de que otros países están tratando de copiar su modelo. Representantes de una serie de estados de Estados Unidos, junto con Singapur, han llegado a aprender de enfoque de Finlandia al problema. Quizá en Nicaragua, valdría la pena seguir este ejemplo.