Terca e inoxidable es la muerte, imposible de evitarla.
Son esas mismas aguas que nos trajeron tras intentos fallidos a un adolescente de 16 años a tierras de sol, arena y mar, las que nos hurtan para siempre al joven ya construido a base de talento, puliéndose horas extras hasta convertirse en un fenómeno del montículo.
Creciendo
Una estrella en ascenso, novato del año, un pronóstico fácil de predecir, porque cuando las virtudes te sobran el futuro brillante es parte en el juego de tronos.
Ascendiendo a la cúspide con pasos agigantados tan veloces como las carreras de Ayrton Senna y Alain Prost, el muchacho oriundo de Santa Clara, Cuba, José Fernández robusto y lleno de juventud, el tesoro que Rubén describe como divino, sí ese «crack» isleño -próximo seguro ganador de un Cy Young- premio que solo la muerte prematura pudo truncar, se nos fue como el jonrón 714 de Babe Ruth, seguramente a formar parte del más grandioso line up con Dios en los cielos.
La magia
24 años no es nada cantaría Gardel después de verlo lanzar en el Marlins Park, donde el cubano amasó el cariño de los suyos y por extensión de todo latino amante del béisbol que veía con asombro a un genio, necesitando un guante y una pelota, -nada más- para realizar los mejores actos de magia desde su escenario: la lomita de lanzar.
6 years ago today, a rookie named Jose Fernández broke the Indians’ brains (via @espn) pic.twitter.com/u30rkTIxsq
— 12up (@12upSport) August 2, 2019
El lujo más grande es saber quién eres y Fernández siempre supo que nació para jugar al béisbol, el deporte que llevan en su sangre todos los cubanos y que circula por sus venas. Ese amor por la pelota que con acento sincopado profesan los isleños en su Cuba del exilio: Miami; el estelarista de los Marlins también lo portaba junto a sus glóbulos rojos, e hizo de el una gloriosa forma de vivir.
¡Ya te vas para no volver!
Ninguna muerte está justificada, excepto tal vez aquellas como la de Ramón personaje interpretado por Javier Bardem en »Mar Adentro.”
Cuando ocurren hechos como el de José Fernández siempre brota el desgarro del por qué. Con tanto que regalarnos a través de cada lanzamiento en curva, sinker o martillando a los oponentes con su velocidad desconcertante, el derecho que tuvo una carrera corta pero difícil de olvidar, será una deleitable y eterna discusión por lo que pudo ser a escala mayor.
¡De un bote a las Grandes Ligas!; mejor que cualquier relato de Julio Verne, superior a la ficción de James Cameron en (Avatar). Así fue la vida del cubano. Un sueño americano que acabó demasiado pronto…Como dijo Jeffrey Loria dueño de los Marlins: “Tristemente las luces más brillantes son a menudo las que se extinguen más rápido.»
A tres años de su estremecedora muerte me rebota la idea aterradora de que somos un soplo de vida lleno de luz intensa abriéndose paso a través de una autopista hasta que de repente se nos acaba el carril y nos atrapa un agujero negro.
En resumen:
El cubano hizo su debut en Grandes Ligas con los Marlins el 7 de abril de 2013 y se convirtió en el primer lanzador en la era moderna en ganar sus primeras 17 decisiones como local. Esa temporada fue nombrado al All-Star Game de la MLB y ganó el premio como Novato del Año. Además, Fernández terminó tercero en la votación del Cy Young, el galardón que se la da a los mejores lanzadores en las Mayores.
Su último partido fue el 20 de septiembre, lanzando ocho entradas en la victoria por 1-0. Terminó 2016 como líder en promedio de ponches (12.5) por cada nueve entradas, y él con el registro máximo de ponches (253) para una temporada en los Marlins, Ganó 16 partidos, la mejor de sus cuatro años de carrera, mientras que perdió 8 y finalizó con una efectividad de 2.86.