Presos políticos

#PresosPolíticos: El grito de los familiares fuera de la prisión
Ilustración: Juan García.

Decenas de universitarios han sido capturados por su liderazgo en las protestas, pero sus voces resuenan en las calles gracias a sus familiares.

A Mercedes Dávila no le gusta hablar en público. Pero desde el seis de septiembre —el día que la Policía Nacional presentó a su hijo, Edwin Carcache Dávila, acusado de “terrorismo»— ha liderado protestas, tal como él lo solía hacer. 

Cuando Dávila sale a las calles, porta un sombrero azul y blanco similar al que usaba su hijo, y no se despega del camión del sonido. Carcache también lo hacía y era conocido como “el muchacho del sombrerito”, el que animaba las marchas gritando consignas.

“A mí no me interesa la política para nada. Mi hijo siempre me decía que me mantuviera al margen de esto, porque yo no tengo intereses políticos. Pero al ver que él se ha hecho querer y admirar, y me lo tienen tras la rejas por delitos que no ha cometido yo me animo a salir a las calles”, afirma entre lágrimas la madre.

Dávila se ve una mujer fuerte en las calles, pero cuando se quita el sombrero se derrumba. Llora desconsoladamente cada vez que habla sobre su rol en las últimas semanas. Si Carcache no estuviese preso, ella no estuviese hoy en la escena pública, pues el joven comunicador solía decirle que bajara su perfil. Ella también le replicaba sobre los peligros que podría traerle su activismo contra el régimen de Daniel Ortega. Incluso, tramitó su visa y le compró un pasaje a Costa Rica. Pero su hijo no lo aceptó.

familiares de presos políticos
Mercedes Dávila al lado de Carlos Valle (primero a la izquierda) en una manifestación por la libertad de los presos políticos. Dávila y Valle sostienen en sus manos retratos de sus hijos. Carlos Herrera | Niú

“Él me decía: ‘mama, cómo voy a dejar a mis amigos, si yo he visto el sufrimiento de ellos. No podemos hacer eso madre. Me hacés sentirme mal si me voy y ellos quedan aquí’. Él nunca se detuvo en las calles, siempre salía por ellos”, afirma Mercedes.

Y ahora, ella ha decidido no dejar las calles por su hijo. El nueve de septiembre familiares de presos políticos convocaron a una manifestación para exigir la liberación de los capturados por la Policía Nacional en el marco de las protestas. La manifestación que partió de la rotonda Cristo Rey y fue asediada desde el inicio por antimotines estuvo liderada por Mercedes Dávila y Carlos Valle, quienes a raíz del secuestro de sus hijos levantaron sus voces.

“Si nuestros presos están en su lucha dentro (de las rejas), nosotros tenemos que seguirla afuera. En representación de mi hijo Edwin Carcache que a él le gustaban las calles, aquí me tendrán a mí en las calles y a centenares de nicaragüenses”, dijo en una conferencia de prensa junto a otros familiares de presos políticos un día antes de la convocatoria.

Al día siguiente, salió a las calles, tomó el micrófono y empezó a exclamar su nombre y gritar consignas: ¡Edwin, amigo, el pueblo está contigo! Desde ese momento, las cámaras de los medios de comunicación la enfocaron y la lucha por la liberación de los presos políticos tuvo una nueva voz y un nuevo rostro.

familiares de presos políticos
Edwin Carcache Bello y Mercedes Dávila han alzado sus voces por la liberación de su hijo y los demás presos políticos del Gobierno de Daniel Ortega. Franklin Villavicencio | Niú

Tras su detención, Edwin Carcache Dávila fue presentado dos días después por la Policía Nacional como el “cabecilla de un grupo terrorista”. Él y los jóvenes Jefferson Padilla, Carlos Lacayo, Jonathan Lacayo y Óscar Rosales enfrentan procesos penales por un rosario de delitos: desde terrorismo, hasta intento de homicidio.

“Quiero que el mundo sepa que mi hijo está preso y que él es inocente”, sentencia Mercedes Dávila.

Lee nuestro especial sobre #PresosPolíticos:

La peregrinación de Carlos Valle

Antes de ser detenido, Carlos Valle había iniciado una “peregrinación” en las calles de Managua por la liberación de su hija, Elsa Valle, detenida el 14 de julio en el sector de la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli) y liberada 75 días después por la Policía Nacional.

Donde iba siempre cargaba un cartel con la imagen de su hija. “Cuando yo inicié esta lucha por liberar a Elsa, yo me propuse como meta ponerle nombre a esta lucha y me dije que era mi peregrinación. Comencé desde el 14 de julio, cuando la capturaron”, manifestó Carlos Valle en una entrevista para Niú días antes que la Policía lo acusara de “terrorista” tras golpear a un motorizado que lanzó improperios contra los manifestantes autoconvocados en una marcha cívica.

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Carlos Valle con una pancarta de su hija Elsa Valle días antes de ser apresado por la Policía Nacional. Afirmaba había iniciado una peregrinación por la libertad de los presos políticos. Franklin Villavicencio | Niú

La “peregrinación” de Carlos Valle consistía no solo en cargar el rostro de su hija cada vez que había una manifestación cívica, sino también en dar la cara a los medios de comunicación nacionales e internacionales. “Me he identificado en las redes sociales como peregrinador”, manifestó.

“No tengo ningún interés figurar. He visto que la gente llega, me pide abrazos y eso me apena. Yo me he dicho a mí mismo que quiero agotar todas las vías para liberar a Elsa”, agregó en la que sería su última entrevista a los medios de comunicación, antes de ser capturado por antimotines.

No pudo ser partícipe del día en que Elsa Valle salió de la cárcel La Esperanza. Días antes él fue apresado en el sector del mercado Roberto Huembes después de finalizar una marcha que fue atacada por la Policía Nacional. El video de su secuestro se hizo viral en las redes sociales y causó repudio entre los nicaragüenses. Valle aparecía jaloneado por los oficiales mientras lo subían a la tina de la camioneta y dejaba tirada la pancarta de Elsa que solía cargar en cada manifestación.

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Carlos Valle en la «marcha de los globos», convocada por la liberación de los presos políticos. Carlos Herrera | Niú

Los papeles cambiaron para esta familia. El 27 de septiembre Elsa Valle salió libre de la cárcel «La Esperanza». Su papá ya llevaba once días en prisión. Con su tobillo fracturado la joven de 19 años pasó la puerta del presidio de mujeres con un puño en alto y exclamando: «¡Sí se pudo!».

Pero ella afirmó que su lucha no terminaría ahí. Ahora es ella quien carga el rostro de su papá y le lleva comida a la Dirección de Auxilio Judicial, conocida como El Chipote.

«Cuando salí (de la cárcel) me dije que iba a retomar el papel que él (Carlos Valle) hacía conmigo, pero no sabía la represión se vendría. A pesar de las amenazas y de todo eso, siempre sigo en pie de lucha. No en las calles como él andaba. Mi forma de protestar es portar la camisa con su rostro a diario para exigir su libertad», comenta la joven a más de un mes de la captura de su padre, cuyo proceso judicial no tiene hasta el momento ni fecha de inicio.

La lucha de Jennifer Estrada en las redes sociales

Jennifer Estrada no para de contar las horas en las que su hermano permanece en prisión. A diario dedica al menos un tuit para dejar en manifiesto que Byron Estrada lleva más de mil horas acusado de terrorismo y de quemar el Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN), en León.

“He logrado que la gente lleve el rostro de mi hermano, ha estado en España, en los baños públicos de un cine, en stickers para carros, en pancarta y mantas. Sí es visible y su nombre sí se escucha y creo que es el resultado de la lucha que me he propuesto desde el 25 de agosto”, comenta Jennifer.

Jennifer Estrada (izquierda) en una entrevista para el programa televisivo Esta Noche, donde denunció la condición de Byron Estrada mientras estuvo en El Chipote. Carlos Herrera | Confidencial

Ese día sucedió una redada masiva en varios departamentos del país. Al menos doce personas fueron detenidas en León la tarde del 25 de agosto, entre ellas los dirigentes estudiantiles Christopher Nahiroby Olivas, Luis Quiroz, Yaritza Mairena, Victoria Obando y Levis Rugama.

Desde entonces, Jennifer inició una campaña en las redes sociales con el fin de presentar el rostro de su hermano y de todos los presos políticos del Gobierno de Daniel Ortega.

“Todos los días en la mañana recibo mensajes que la gente me manda sobre dónde están los rostros de Byron, de Nahiroby y de todos los chavalos. Todos los días yo reviso lo que las personas nos mandan y así me doy cuenta desde dónde ellos piden su libertad”, agrega.

Byron Estrada se involucró en la protesta desde el 18 de abril, cuando en León fueron golpeadas personas de la tercera edad y universitarios que se manifestaban contra las reformas a la Seguridad Social, impuestas por el presidente Daniel Ortega. A medida que la represión aumentaba, el joven estudiante de odontología de la UNAN-León se involucró más en la lucha cívica y fungía como vocero del Movimiento Estudiantil 19 de abril en dicha ciudad.

Cuando iniciaron las audiencias preliminares de los jóvenes leoneses, en las redes sociales se hizo viral una fotografía donde aparecían sonriendo a las cámaras. Ella la compartió en Twitter. «Al ver esa foto yo dije que esta es la historia que yo quiero que la gente sepa, que esta es la imagen que yo quiero que el mundo vea de ellos; dos chavalos universitarios que desde dentro (de la cárcel) están luchando y que son inocentes”, declara.

«Quiero que la gente mire lo que en verdad son estos chavalos, lo soñadores que son y que lo único que quieren es una Nicaragua libre». Y eso es, precisamente, lo que ha llevado a Jennifer Estrada a divulgar el rostro de su hermano a través de la trinchera de las redes sociales.