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#Recap de Narcos: «El bueno, el malo y el muerto»

NARCOS
TEMPORADA 2, EPISODIO 4
“EL BUENO, EL MALO Y EL MUERTO”
DURACIÓN: 56 MINUTOS

De plano que Escobar le tiene miedo a Carrillo. El capítulo comienza con el narco teniendo una pesadilla dentro de un sueño – así como suena -. El militar le deja ir tres balazos a Tata antes de encararlo. Ya despierto, ella lo reconforta, pero Escobar no comparte sus temores.

Finalmente, vemos la entrevista que Valeria grabó con el pequeño Daniel, pero no en la televisión nacional. Escobar le ha enviado el video a Gaviria, y este lo ve en su despacho con Sandoval. Es una manera de torcer el brazo para negociar. Gaviria quiere indagar sobre la responsabilidad de Carrillo, si realmente ejecutó sumariamente al niño, pero Sandoval lo convence de esperar. Molesto por la indiferencia del presidente, Escobar decide escribirle una carta a todos los editores de periódicos, denunciando el hecho.

Carrillo y los cowboys siguen dando golpes por todo Medellín. “Cada sicario muerto es un paso más cerca de Escobar”. Los vemos arrestando al personal de la oficina de contabilidad que Pablo visitó en el primer capítulo. El embajador Crosby interroga a Messina sobre el actuar de Carrillo. No quiere a sus muchachos al lado del militar, cuando este ejecute sicarios por la calle.

Centra Spike les ayuda a ubicar el billar que sirve de escondite a Ricardo Prisco. Es un billar de perdición, con paquetes de droga y botellas de cerveza regadas por todas las mesas. Un sicario borracho es despertado a golpes, y ante una encomienda de Prisco, usa sin pensar su teléfono de diario. Prisco se da cuenta que es un hábito, y que gracias a él, los pueden detectar. No ha terminado de gritar cuando los cowboys entran disparando. Prisco escapa, y Murph sale impulsivamente detrás de él, en un vecindario que no conoce. Mala idea, Murph. Cada extraño que se cruza en su camino puede ser un sicario. Via walkie-talkie, Peña trata de traerlo de regreso. Es muy tarde. Con la calle bloqueada, corre por los tejados, intercambiando fuego con Prisco. Pero el narco conoce bien el vecindario y escapa. Peña recoge a Murph en su camioneta, justo a tiempo.

El Cartel de Cali contempla el futuro sin Escobar. Rodríguez le enseña a Pacho como sus ingenieros de química han logrado esconder droga en carbono. Están decididos a arrebatarle a Pablo el mercado de Miami. “Pero hacelo sin que se note mucho”, le dice. “No quiero que Judy Moncada aparezca pidiendo un pedazo del pastel”. Pacho sugiere entregársela a Pablo. La tigresa no debería confiar tanto en sus nuevos amigos.

En casa de Escobar llegan noticias del golpe al laboratorio y el asalto a Prisco. El Limón tiene cara de pánico al llevarle a Pablo el teléfono con una llamada de Duque. El reporte es negativo. Ningún periódico quiso publicar su carta denunciando a Carrillo. «¡Pero estaban muy bien escrita!», le dice el abogado en un risible intento por suavizar el golpe.

Murph presenta un paréntesis histórico: el apoyo de Escobar al movimiento guerrillero M-19 lo convirtió automáticamente en enemigo de las Autodefensas, un grupo paramilitar de extrema derecha fundado por los hermanos Fidel y Carlos Castaño. Ambos deciden erradicar al comunismo después de que en los 70, las FARC raptaran y mataran a su padre. Se creen justicieros, pero son otros psicópatas más. Pero eso no les importa a los gringos. Stechner los visita en su campamento para plantar en ellos la idea de que pueden colaborar en la cacería de Escobar.

Los Castaño se reúnen con Pacho y Judy. Los narcos se ven suspicaces ante los motivos de los guerrilleros. Carlos promete un ejército capaz de erradicar a Pablo y sus sicarios. Pero Pacho prefiere seguir con su estrategia. Cuando más, promete conversar con su socio, dejando un “no” sobre la mesa.

Maritza trabaja en la finca de su madre, pero su paz es interrumpida por la visita de Limón. No está contenta de verlo. Limón se disculpa por haberla metido en la esfera de los narcos, y le promete ayuda. Su idea es entregar Escobar a la policía. Maritza no le cree, y tampoco confía en la policía. Limón sabe que teclas tocar, y sugiere que los gringos le pueden dar visa para irse de Colombia con su hija. Es la única manera de que los dos puedan salir con vida de esta historia.

The chase never ends. #Narcos

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En casa, Escobar confronta a Tata por una pistola que ha mandado a comprar. Es un pequeño revolver automático que guarda en su tocador. Con el puño de concha nácar, el arma se ve femenina. El momento se vuelve romántico cuando él le pide que le muestre cómo apunta. “Esos 20 hombres que están afuera, les importa un carajo lo que nos pase. Cuando llegue el momento, seremos tú y yo. Y yo voy a ser parte de esto”. Qué manera de arruinar el momento, Tata.

La prostituta filósofa llama a Peña por teléfono, pidiéndole que llegue a verla con urgencia. ¡Ahora sabemos que se llama Gabriela! Pero no es una cita. Maritza lo espera en casa de Gabriela. “Es una amiga de una amiga”, le dice. Peña esta receloso, pero Gaby lo convence de escucharla. Para efecto dramático, Maritza empieza hablando de La Quica, y luego le suelta que puede decirle donde estará Pablo Escobar.

En el cuartel, Peña repasa la información provista por Maritza con Carrillo. Sin récord sobre la relación entre Limón y Escobar, esto es un tiro al aire. El militar interpela a Peña sobre si confía en Maritza. Él dice que sí. Carrillo deja la decisión pendiente mientras Centra Spike confirma la locación.

Sandoval acude a la oficina del Fiscal de Greiff para reclamarle por una citatoria que ha recibido. El fiscal quiere indagar su papel en los acontecimientos de La Catedral, y se asegura de que entienda que Gaviria también está en la mira. Sandoval cambia a un tono conciliador, pero de Greiff es un hueso duro de roer.

Limón llama a Maritza en casa de Gabriela. “En una hora llevamos a Pablo donde su contador”, y le da datos de la ruta. Limón esta visiblemente nervioso. Pablo se despide de la familia, comiendo helado despreocupadamente en una terraza. La manera en que la secuencia esta filmada y editada crea inquietud. Puede ser la última vez que se vean, y no lo saben. La cámara, desde dentro del vehículo, se aleja observando a Tata en la distancia. Mal presagio.

When nothing can stand in your way. #Narcos

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El tip de Maritza pone a los cowboys en acción. Centre Spike monitorea las comunicaciones en los alrededores de la dirección provista por Maritza, hasta que aparece, alta y clara, la voz de Escobar: “Apaguen los teléfonos satelitales”. Carrillo da la señal de partida, pero Messina deja encerrados a Peña y Murph. Después de todos sus esfuerzos, se perderán el evento principal. Carrillo y un convoy sustancial arrancan rumbo al sur de Medellín. Los norteamericanos se quedan en el cuartel, escuchando vía radio.

De repente, un coche bomba estalla al lado de los militares. Un camión bloquea la calle enfrente de ellos. De las ventanas de los edificios aledaños, emerge un ejército de sicarios armados hasta los dientes, disparando sin piedad. Es una masacre que los cowboys escuchan disparo a disparo. Carrillo cae en el asfalto, malherido. Escobar se baja de su vehículo y camina hasta donde él. “¡Míreme!”. Le “devuelve” la bala que le envió con el pequeño vigía en una pierna, y después le deja ir a la cabeza todo un magazine. “Y esto es por mi primo Gustavo…¡hijoeputa!”.

Tata observa aliviada el regreso de Pablo y su séquito. En la ciudad, la policía investiga el lugar de la masacre y atiende a los pocos sobrevivientes. Murph trata de convencer a Peña de que no fue su culpa. No está haciendo un buen trabajo. En el cuartel, Messina trata de hacer lo mismo, sin éxito.

Tata y Pablo celebran con una taza de café. Ella le entrega su pistolita a uno de los guardaespaldas. Ha recuperado la confianza en su marido. Nada como una emboscada sangrienta para reafirmar la condición de macho. El cartel de Cali repasa los hechos en la oficina de los Rodríguez. El segundo aire de Escobar le está dando tracción a la idea de juntarse con los Castaños.

La Familia. #Narcos

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En el palacio presidencial, Gaviria y Sandoval contemplan los efectos de la tragedia. El vice ministro se ofrece como chivo expiatorio, asumiendo la responsabilidad del golpe a la Catedral, y la decisión de traer a Carrillo de regreso de su exilio dorado en Madrid. Pero Sandoval es persuasivo, y Gaviria accede con un abrazo.

Martiza reza, solitaria en una iglesia. De repente, la Quica y Limón la rodean. Detrás de ella, se acerca Escobar. “Me dijo Limón que usted tiene una hija”…hasta la frase más banal suena siniestra en boca del narco. Pero esta no es una ejecución. “Es la segunda vez que estoy en deuda con usted…sepa que en mí tiene un amigo”, dice Escobar, y le entrega una maleta. “¿Qué hiciste?”, le pregunta compungida a Limón. “La desembarre. Ahora estas segura”, y se marcha, satisfecho de sí mismo. Maritza abre la maleta. Está repleta de fajos de dólares.

En casa, Murph se toma un trago. Su traje formal delata que viene del entierro de Carrillo. Lo sorprende Connie. Ha regresado de Miami, dejando al bebé con su hermana. Se abraza con ella y llora. Mientras tanto, Peña se reúne nuevamente con Don Berna. El hombre lo conduce a un palacete de mal gusto, sobre iluminado y rodeado de hombres armados. Adentro lo esperan los Castaños y Judy Moncada. “Agente Peña, bienvenido a Montecasino”.

OBSERVACIONES VARIAS


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E03S02