Icono del sitio Revista Niú

“Todo escritor es un vampiro de la realidad”

José Adiak Montoya asumió “con seriedad” un oficio a los catorce años, a una edad que pocos adolescentes lo hacen. La literatura no era un pasatiempo de media tarde para este joven, que creció en una quinta sin vecinos y atiborrada de libros en Carretera Sur, en Managua. La literatura fue una aventura precoz que lo atrapó por completo: A sus treinta años, este escritor es una de las figuras más prominentes de la llamada “Generación del 2000” en Nicaragua. Dos de sus novelas, El sótano del Ángel (Océano) y Lennon bajo el Sol (Tusquets), han sido publicadas en toda Latinoamérica, y la crítica las ha acogido con entusiasmo.

En la década del sesenta, en Liverpool, los adolescentes John Lennon, Paul McCartney, George Harrison, y –más tarde– Ringo Starr tomaban el oficio de la música con seriedad. Love me do, el primer sencillo de los Beatles, catapultaría a la banda al olimpo musical del planeta. Imperecederos en el tiempo, los clásicos de la beatlemanía eran escuchados en la quinta silenciosa de Carretera Sur por José Adiak décadas más tarde, mientras leía los libros de su padre y componía su propia poesía.

Era “un niño contemplativo”, dice el escritor. Sus compañeros de aula preferían juegos deportivos, él los libros. A los seis años aprendió a leer y escribir, hábitos que hoy conserva. En un país de poetas, los versos fueron el primer contacto literario de José Adiak. La concepción de la literatura como oficio la dimensionó cuando conoció el grupo Literatosis.

“A los 14 y 15 años comencé a ver la literatura como algo más serio, a verlo como una profesión como tal. Ellos (integrantes de Literatosis) ya la ejercían como una pasión sin freno. Estudiaban su carrera universitaria pero su verdadera vocación era la literatura”, recuerda José Adiak.

Tal cual banda de músicos, Literatosis era un espacio y una revista literaria donde los talentos de escritores y poetas convergían en un solo proyecto. El grupo estaba formado por Francisco Ruiz Udiel (q.e.p.d.), Eunice Shade, Ulises Juárez (q.e.p.d.beta), Ulises Huete, Rodrigo Peñalba y Consuelo Mora. José Adiak era el miembro más joven del clan.

«Lennon bajo el Sol», es la última novela de José Adiak Montoya. Foto: Carlos Herrera. Niú

En medio de la vorágine literaria, el joven escritor entendió que no debía seguir forzando la poesía. Lo que mejor le salía era la narrativa. Esa simbiosis dariana de Azul…quedó registrada en su primer libro Eclipse: Prosa y Poesía. Tenía veinte años y en esa misma época comenzó a escribir El sótano del Ángel. Tardó tres años en terminarla. Una novela de corte realista que le planteó a José Adiak un reto: ¿Cómo no recurrir a elementos mágicos en la narración, cuando el personaje principal secuestra a un ángel verdadero?

El sótano del Ángel ganó en 2010 el certamen nacional del Centro Nicaragüense de Escritores. Su inmediata publicación tuvo eco en las principales universidades de Nicaragua: Fue estudiada y discutida. Esto le valió “cierta notoriedad”, apunta José Adiak. Era un joven en las universidades hablándoles a otros jóvenes sobre literatura. No había barreras generacionales. La trascendencia de la primera novela del escritor llamó la atención en 2013 de la editorial mexicana Océano. Su primer “sencillo” narrativo fue publicado y comenzó a ser leído en América Latina.

“Eso me vale (la publicación de Océano) viajes a ferias de libros, mantener contactos con escritores que años atrás solo admiraba; ahora podía compartir una charla, una cerveza, impresiones, libros”, recuerda José Adiak. México siguió dándole impulso al narrador. El Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) le otorgó una residencia para crear una novela. Del ejercicio resultó Un rojo aullido en el bosque (Anamá).

La Feria Internacional del libro de Guadalajara 2016 lo incluyó en su programa “Ochenteros”, que reunió a veinte narradores representativos de la región. Recientemente, publicó sus dos últimos dos libros: En el tiempo de las cenizas (Páginas de espuma) y Lennon bajo el sol (Tusquets), el John alternativo nacido en Nicaragua y no en Inglaterra. El asesinado en Managua y no en New York.

Se reinventa como los Beatles

Las temáticas no se repiten en la obra de José Adiak. Es su toque, es su influencia. El famoso cuarteto de Liverpool tiene mucho que ver en el estilo de este escritor: Los Beatles rocanroleros que pasaron por el folk rock, country, psicodelia, pop entre otros géneros musicales…“ Me gustan los artistas que tienen la capacidad de reinventarse: Haber encontrado un estilo, agotarlo y buscar otro en el que te sientas cómodo. No me gustan los artistas cuya obra sea uniformada totalmente. Me gusta la reinvención y por eso, creo, me gustan mucho los Beatles”, confiesa.

José Adiak tiene una plática fluida y sosegada. Conversamos una tarde de noviembre en la librería de Hispamer en Managua. No porque sea un escritor que deba estar entre libros para las fotos, sino porque su centro de trabajo es parte de esta empresa: Desde hace meses es director del Centro Cultural Pablo Antonio Cuadra. Quizá el resto de la conversación debió transcurrir en un algún bar con los Beatles sonando:

Nothing you can make that can´t be made
no one you can save that can´t be saved
nothing you can do but you can learn how to be you in time
it´s easy

all you need is love
all you need is love

En lo estrictamente literario, afirma que nunca dejan de tenerse influencias. Pero si a dos escritores recurre, son Edgar Allan Poe y Oscar Wilde. Uno el padre de lo macabro y el otro un esteta insobornable. “En ellos encuentro un alto espectro humano para mi literatura”.

“Lo único que se repite es que mis personajes tengan conflictos, emociones humanas con las que el lector pueda identificarse, reconocer o descubrir algo que no sabía que existía dentro de él mismo”, refiere el escritor.

Para lograr el armazón de sus novelas, José Adiak cree en la disciplina pero no la practica todo el tiempo. Se describe como un “escritor desordenado”, que “no puede escribir todos los días”. Sin embargo, cuando lo hace necesita un espacio tranquilo, estar en paz con él mismo, y total sobriedad. “Elaboro una hoja de ruta para los cuentos y novelas. Hago pequeños mapas en los que describo qué va a ocurrir en cada capítulo. En ese aspecto soy esquemático y metódico. Tengo que tener una estructura rayada”, revela.

Como narrador, recomienda a los nuevos aspirantes a literatos a contar con “experiencia vivencial y experiencia lectora”. “Siempre trabajar mucho y observar y recoger de la vida que te rodea… Todo escritor, de cierta forma, es un vampiro de la realidad”.

El plano económico es el rompe cabezas de la mayoría de los escritores. Hace unas semanas, la poeta Claribel Alegría citó a Virginia Woolf al recibir el premio Reina Sofía de Poesía: “Asegurarse 500 libras al mes y construir un cuarto propio, para tener tu propio espacio donde crear, leer en voz alta, cerrar con el pestillo y que nadie te interrumpa”. Eso es difícil para los escritores, en especial para los que comienzan.

“He tenido que hacer magia para arreglármelas en el plano económico”, afirma José Adiak, pero también ha tenido “constancia”. El escritor ríe. Es un tanto desgarbado y larguirucho, con el pelo alborotado. Al verlo de pie y de perfil, bien podría ser colocado en la icónica foto de los Beatles en el paso cebra de Abbey Road, siguiendo al cuarteto de Liverpool como el ‘quinto Beatle’ pero de la literatura.