En pantalla

“Vice”: El poder detrás del trono se pone en evidencia

“Vice” asume el tono de una comedia negra para trazar el ascenso al poder de Dick Cheney, desde su juventud disipada hasta la vicepresidencia de EE.UU.

Dick Cheney, vicepresidente de George W. Bush, es ampliamente reconocido como el poder detrás del Despacho Oval durante sus dos períodos en la Casa Blanca. Ahora, es el foco de atención de la nueva comedia de Adam McKay. Un golfo ancho y profundo separa la apreciación crítica de la estimación de la Academia. “Vice” conquistó ocho nominaciones, incluyendo Mejor Película. Y después de una sorpresiva victoria en los Globos de Oro, Christian Bale es el favorito como Mejor Actor. La única nominada que enfrenta más desencanto es “Bohemia Rhapsody” (Brian Singer, 2018).

A pesar del glamour que proyecta, la Academia es una asociación gremial. Las relaciones entre sus miembros, los vaivenes de la industria y hasta la ideología personal se anteponen a consideraciones críticas. Para el cuerpo de actores —el grupo votante más numeroso— prima la proeza actoral de un colega sobre el balance final de la película misma. Merece el premio por las horas que pasó en la silla de maquillaje, los meses que le tomó subir y bajar de peso, y la admirable técnica que le permitió duplicar el acento y los gestos de un sujeto real.

“Vice” asume el tono de una comedia negra para trazar el ascenso al poder de Dick Cheney, desde su juventud disipada hasta la vicepresidencia de EE. UU. En lugar de armar una historia lineal, el guion del también director Adam McKay salta en el tiempo, configurando momentos cruciales como estampas y anécdotas. Un exsoldado (Jesse Plemons), sin conexión aparente al protagonista, hace las veces de narrador —pensé que era el típico “hombre común”, hasta que se revela su razón de ser—. En franco estilo posmoderno, las escenas tradicionales se alternan con notas de noticiero, créditos de película, “video encontrado” y actores que rompen la cuarta pared.

McKay ya empleó este estilo anárquico en “The Big Short” (2015), autopsia de la crisis inmobiliaria que le valió un Óscar al Mejor Guion Adaptado. En esa película funcionaba, pues estaba aplicado a una historia coral, en la que varios personajes, involucrados de una u otra manera con el problema, aportaban una pieza del rompecabezas. En “Vice” no funciona, porque a la hora de aplicar este tratamiento a un solo hombre, la dispersión oscurece la vista del personaje central, ya por sí mismo opaco y elusivo. Bale es excelente a la hora de vestir los ropajes de Cheney.

Su transformación física puede ser apreciada por cualquier persona que haya visto al vicepresidente al menos en TV. Sin embargo, la estructura de la película le impide proyectar un personaje entero. Nos quedamos con una serie de impresiones. Su actuación queda reducida a mímica.

Amy Adams tiene más suerte a la hora de encarnar a Lynne Cheney, sin contar con los accesorios del maquillaje y el peso extra. Si Dick manejaba a George W., ella maneja a Dick. Es la “presidente en la sombra” del “presidente en la sombra”. Su ambición se siente más humana que la abstracción de maldad que proyecta Bale. Sam Rockwell consiguió una nominación al Óscar por interpretar a George W. Bush en una caricatura simpática pero reduccionista, apoyada en la falacia de que era un tonto útil, fácilmente manipulado por Cheney. Supongo que esa conceptualización es necesaria, para no menoscabar el protagonismo de Dick.

La película también trata de presentar el lado vulnerable de los Cheney. Las oscuras circunstancias de la muerte de la madre de Lynne se revelan con la mesura de una noticia de tabloide. También se introduce el choque entre lo personal y lo político. Una de sus hijas, Mary (Alison Pill), sale del clóset durante la universidad. Eventualmente, los derechos de la comunidad LGBT se convertirán en un punto de contención en la industria familiar. Y la industria familiar es el ejercicio del poder.

En el fondo, hay una película más interesante, que nunca llegaremos a ver. McKay recurre al activismo como tabla de salvación. Una escena final, entre los créditos, pretende asumir ecuanimidad al burlarse de los dos bandos, liberales y conservadores en versión estadounidense. Pero “Vice” será percibida como “buena” o “mala”, en la medida que conecte con la ideología personal del espectador. Es el tipo de película que reafirma nuestras creencias, o nos condena por no pensar como ella.

“Vice”
Dirección: Adam McKay
Duración: 2 horas, 12 minutos
Clasificación: ⭐️⭐️ (Regular)