Durante el mes de octubre el caricaturista Pedro X. Molina dibujó día a día el rostro de 31 personas que murieron durante las protestas que iniciaron en abril. Esto lo hizo como parte de la iniciativa mundial Inktober que creó el dibujante estadounidense, Jake Parker, en la cual ilustradores de todo el mundo elaboran dibujos solo con papel y tinta para retomar “los orígenes del diseño”.
“Este año no iba a participar por la situación que estaba pasando acá. No estaba de ánimo para ponerme en otra cosa lúdica porque se supone que es un ejercicio lúdico, pero lo vi como una forma más de homenajear a las víctimas de la represión”, explicó Molina.
Cuando decidió dibujar sobre las víctimas del régimen, Molina ya tenía una lista con los nombres de algunas personas que quería dibujar. Sin embargo, cuenta que después de los primeros dibujos que compartió en sus redes sociales muchos de los familiares y amigos, de las más de 300 personas que han fallecido entre abril y septiembre de este año, le escribieron pidiéndole que incluyera a sus deudos.
“Ellos escribían y me contaban anécdotas de sus seres queridos, detalles del momento en que fallecieron, cómo ha sido el duelo de esta situación y fue algo muy conmovedor porque muchas de las frases que ustedes ven escritas en mis dibujos o incluso las fotos que uso, fueron mandadas precisamente por los familiares y amigos”, añade.
Al usar el #Inktober2018 como un espacio para exponer a las víctimas del régimen, Molina trató de incluir en sus dibujos a personas que fueron asesinadas en distintas partes de Nicaragua, de distintas edades, pues entre los muertos hay desde bebés hasta adultos.
#Inktober2018 al estilo de PXMolina:
Orlando Francisco Pérez. Tenía 24 años. Era estudiante de ingeniería en Energías Renovables en Facultad Regional Multidisciplinaria (Farem) de Estelí. A él lo mataron el 20 de abril de un disparo en el pecho.
Ángel Gahona. Tenía 42 años. Era periodista y murió de un disparo en la cabeza mientras hacia una transmisión en vivo en Facebook de las protestas que estaban ocurriendo Bluefields.
Erick Cubillo. Tenía 36 años. Era trabajador de Enatrel y tenía una hija de dos años. Él murió el 20 de abril en las inmediaciones de la catedral de Managua.
Rayneia Lima. Tenía 31 años. Se había mudado de Brasil, su país de origen, a Nicaragua para estudiar medicina. Fue asesinada por paramilitares mientras iba manejando en el sector de Lomas de Monserrat.
Matt Romero. Era estudiante de secundaria. Tenía 16 años. Y murió de un disparo en el pecho durante una manifestación ocurrida el 23 de septiembre.
Álvaro Gómez. Estudiaba Banca y Finanzas en el Recinto Universitario Carlos Fonseca Amador (RUCFA) en Managua. Murió de un disparo en el pecho el 20 de abril en Monimbó. Su papá fue guerrillero sandinista.
Junior Gaitán. Tenía 15 y de cariño le decían “pollito”. Murió el sábado dos de junio de un disparo cuando le suplicó a un policía que no lo matara.
Marlon Meneses Martínez. Murió el 20 de abril frente a la Universidad Nacional de Ingeniería. Vivía en Ciudad Sandino y era estudiante de quinto año de la secundaria.
José Abraham Castro. Fue asesinado el ocho de junio cuando un grupo de paramilitares atacaron un tranque ubicado en Jinotega. Él tenía 17 años y trabajaba en un taller mecánico.
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Jeisson Chavarría. Tenía 24 años. Murió el 21 de abril durante las protestas. Él vivía en Ticuantepe y era cadete de una mototaxi.
Jessner Rivas, de 16 años, murió de un balazo en el pecho en uno de los enfrentamientos ocurridos el 22 de abril, entre civiles y policías, cerca del Palí del barrio La Fuente.
Giovanni Sobalvarro. Fue asesinado de cuatro balazos la noche del 20 de abril, mientras protestaba en Sébaco, Matagalpa. Tenía 24 años.
Gerald Vásquez. Fue uno de los dos jóvenes asesinado durante el ataque a parroquia Divina Misericordia, en el que paramilitares asediaron durante 17 horas continuas a los estudiantes que se habían tomado la UNAN-Managua.
Moroni López. Tenía 22 años. Vivía en Ciudad Sandino y murió de un balazo cerca de Metrocentro. Era mormón y trabajaba como jardinero en una iglesia de su religión.
Teyler Lorío. Murió a los 14 meses sin haber aprendido a caminar. A él le dieron un balazo en la cabeza mientras su padre lo llevaba en brazos.
Harlinton López. Tenía 18 años y meses antes que lo asesinaran se había mudado de Siuna para Managua porque quería “tener un mejor futuro”.
Donald López. Fue asesinado a sangre fría. Tenía 27 años y según contó su familia le dijo al policía que lo mató “si lo vas a pegar, pégalo”.
Marcelo Mayorga. Fue una de las seis personas que murió durante la operación “limpieza” que realizó la Policía y los paramilitares en Masaya. Él tenía 40 años y era comerciante.
Álvaro Conrado. Fue el primer adolescente en ser asesinado por el régimen de Daniel Ortega. Murió de un disparo en el cuello y sus últimas palabras fueron “me duele respirar”.
Michael Humberto Cruz. Murió durante un enfrentamiento entre estudiantes de la Upoli y policías antimotines. Cruz fue herido en el pecho y la cabeza. Tenía 30 años.
Ezequiel Mendoza, de 22 años, murió cuando filmaba una marcha convocada por mujeres en el barrio Orontes Centeno, en Tipitapa. A él le dieron dos disparos en el abdomen.
Jorge Zepeda murió en una barricada cuando paramilitares y agentes policiales atacaron Masaya. A él lo conocían como “Chabelo” y tenía 33 años.
Leyting Chavarría. Murió a manos de los paramilitares que atacaron el barrio Sandino, en Jinotega. Él tenía 16 años.
Michael González de 33 años, murió el 30 de mayo de un disparo en el pecho cuando participaba en la marcha denominada “la madre de todas marchas”.
Carlos Erick López. Vivía en Niquinohomo y era maestro. Tenía 34 años y murió a manos de los paramilitares el domingo tres de junio.
Humberto Parrales y Noel Calderón, padre e hijo murieron a manos de los paramilitares en el sector de Bello Horizonte.
Darwin Potosme. Era conocido como el “comandante Fafo”. Tenía 23 años y fue asesinado en Estelí mientras participaba en las protestas. Él era estudiante Ingeniería en Energías Renovables y era rapero.
Franco Valdivia. Era estudiante de ingeniería industrial en Estelí. Era rapero. Su cuerpo fue exhumado y se confirmó que el disparo que recibió en la cabeza le destruyó los centros vitales del cerebro.
Daryeli y Matías Vásquez. Los bebés Vásquez murieron calcinados junto a sus padres en el barrio Carlos Marx. Su muerte causó conmoción nacional.
BONUS:
Carlos Alejandro Ochoa. Tenía 18 años, era estudiante y quería ser chef. Él vivía en Jinotepe y fue asesinado el ocho de julio.
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