Música

La música que hace bailar a los barrios de Managua
"Música en los barrios" beneficia a alrededor de 350 menores que aprenden a tocar la flauta dulce durante un año gratuitamente. EFE | Niú

"Música en los Barrios" es un proyecto que imparte clases de música todos los sábados en diferentes barrios de la capital

     

Voces armoniosas de niños, adolescentes y adultos con rostros sonrientes, típicos de quienes disfrutan lo que hacen, integran el coro de Música en los Barrios (MelB), una ONG de Managua que les permitió incursionar en el mundo del sonido, las cuerdas, los instrumentos de viento y las teclas.

En el salón de ensayo, los alumnos siguen las instrucciones de Reyna Somarriba, maestra y directora de la entidad, quien logra sacar de sus gargantas melodías y notas que nunca imaginaron.

Somarriba, de 37 años, es una dulce mujer de cabello ensortijado que sonríe todo el tiempo y que no solo ama enseñar música sino también trabajar con la niñez y la adolescencia de las clases más desfavorecidas.

La directora de «Música en los barrios», Reyna Somarriba, imparte clases de coro a niños inscritos en el programa. EFE | Niú

Desde 1993

«Música en los Barrios nació en el año 1993, gracias a la llegada de una estadounidense llamada Doris de Barnhouse, quien llegó a Nicaragua para dar clases de inglés, pero ella es de profesión cantante y reunía a niños para cantar en la misa del barrio René Cisneros (al oeste de Managua)», relata Somarriba.

La llegada de Barnhouse generó interés por la música entre los niños del barrio, por lo que se alió con la flautista Judith Rivas, quien empezó a impartir clases para ejecutar ese instrumento.

Sin embargo, la demanda cada vez era mayor y no daban abasto, por lo que lo que decidieron buscar a profesores para impartir lecciones en cuatro barrios de la capital nicaragüense, explicó la educadora.

En Managua y Masaya

Actualmente, esta organización está en siete zonas de Managua y en una de Masaya (oriente), donde benefician a alrededor de 350 menores que aprenden a tocar la flauta dulce durante un año gratuitamente y, tras ese período, si tienen aptitudes para la música son becados para seguir aprendiendo en la academia de MelB.

Esta organización beca a niños y adolescentes a los que les apasiona la música. EFE | Niú

Además, como parte del programa académico también reciben clases de inglés, «porque consideramos que es un idioma que les puede abrir las puertas del futuro y si alguno quiere estudiar fuera del país de alguna manera les va a ayudar en su vida», añadió.

De estudiantes a maestros

Entre el alumnado, hay niños desde siete años hasta jóvenes que superan los 20, entre los cuales hay algunos que terminan convirtiéndose en profesores de música de las nuevas generaciones.

Tal es el caso de Paola Cano, de 20 años, quien estudia violín en MelB y cursa el cuarto año de la carrera de Licenciatura en Enseñanza Artística Musical en la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli).

Un niño toca el piano durante clases de coro en el programa «Música en los barrios». EFE | Niú

A los 9 años, Cano tuvo un primer acercamiento a la música aprendiendo a tocar flauta dulce y a los 12 recibió una beca para tocar violín, experiencia que describe como «algo muy bonito».

La joven asegura que le gusta este arte porque puede conectarse con las personas y expresarse mucho mejor, aunque no sueña con ofrecer grandes recitales, sino con enseñar flauta y violín a nivel profesional.

Conectando emociones

Por su parte, Carlo René Reyes (19), violinista, afirmó que la música tiene para él un «efecto sanador» y recordó que durante su último concierto, en el que se presentó como parte de la orquesta de cuerdas, no se encontraba bien de salud, pero cuando estaba tocando se sintió «súper genial, súper relajado».

«La música se conecta con las emociones, a mí me encanta eso, que uno puede estar muy triste, pero la música siempre va a estar ahí para mejorarlo todo», aseguró Reyes.

El principal objetivo de esta organización es educar musicalmente a niños y niñas, donde el acceso a la educación musical es precario o inexistente. EFE | Niú

El amor por la música

La directora de MelB señaló que Nicaragua carece de educación musical y ese es precisamente el vacío que se trata de llenar al ofrecer a niños de escasos recursos la posibilidad conocer el mundo de la música.

Sin embargo, hacen «magia» para sufragar los gastos que implica sostener el organismo y realizar tres conciertos anuales, sobre todo porque hasta ahora no han logrado que el sector privado les tienda la mano con el financiamiento.

A pesar de las dificultades Música en los Barrios sobrevive por el trabajo voluntario de personas que aman y se apasionan por la música.