En pantalla
La secuela de Resplandor, una película de terror inspirada en la novela de Stephen King, llega a la pantalla con la aprobación del autor y bajo el nombre de Doctor Sueño.
“El Resplandor” tiene tantas vidas como fantasmas. Nació en 1977, como una novela original de Stephen King. En 1980, Stanley Kubrick la adaptó al cine en una versión que recibió críticas tibias y taquilla modesta. Incluso el escritor renegó del filme, y eventualmente produjo su propia adaptación en 1997, en el formato de miniserie para televisión. Con el paso de los años, la película fue revaluada como un legítimo clásico del cine de horror. En 2013, King publicó una secuela, Doctor Sueño, que ahora llega a la pantalla con la bendición del autor.
Amo la película de Kubrick, pero considerando su historia en la cultura popular, es difícil sentirse celoso de su integridad. Más bien, el inagotable interés es testamento a su valor. Las múltiples teorías de conspiración que sus fanáticos articulan se registran en el documental “Room 237” (Rodney Ascher, 2012). En “Ready Player One” (Steven Spielberg, 2018), los protagonistas ingresan en un nivel de su juego de realidad virtual que emula el interior del Overlook. Lo que podía ser una movida mercenaria se presenta como algo indispensable. Todos quisiéramos pisar la distintiva alfombra del hotel maldito. A falta de oportunidad, puede comprar calcetines con su distintivo patrón geométrico. Una secuela se experimenta, en el peor de los casos, como homenaje.
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El director Mike Flanagan es un referente del horror contemporáneo. Como argumento a su favor, véase la miniserie “The Haunting of Hill House”, o su primera adaptación de un trabajo de King, “Gerald’s Game” (2017) – ambas disponibles en Netflix -. No es Kubrick, pero sería injusto esperar que lo fuera. Flanagan, trabajando de cerca con King, apunta a hacer propia esta incursión en la mitología del “Resplandor”, y conciliar las visiones opuestas de sus padres, ubicados en extremos temperamentalmente opuestos.
Treinta años después de sobrevivir a los arrebatos infanticidas de su padre, Danny Torrance (Ewan McGregor) libra su propia batalla con el alcoholismo. Aún posee el “resplandor”, la batería de poderes psíquicos que lo conecta(conectan) con el plano espiritual. Así, entabla amistad con Abra (Kyliegh Curran), una niña aún más poderosa que él. La trama se complica cuando ella cae en la mira de una banda de sujetos que han aprendido a retrasar la muerte al consumir la esencia vital de los bendecidos por el “resplandor”. La líder es Rose the Hat (Rebeca Ferguson), una inquietante mezcla de vampiresa y sacerdotisa new age.
Eso bastaría para una película, pero aún hay más. Danny adquiere el mote de “Dr. Sueño” en el hospicio donde consigue trabajo. La mascota del lugar es un gato que se acuesta a los pies de los enfermos cerca de morir. Danny confirma la leyenda. Usa sus poderes para apaciguar el miedo y guiar a las personas en su salida del mundo material. La película juega con la idea de explorar nuestras actitudes frente a la muerte, y el papel que juega en las historias de horror, pero la idea se pierde, en el camino a una climática confrontación en las ruinas del Overlook. Convertir a Danny en Caronte es una premisa interesante, pero estas escenas son prescindibles de la historia principal, o podrían dar pie a otra película diferente.
El Resplandor observaba el terror latente en un núcleo familiar corroído por la infelicidad. Los elementos sobrenaturales eran catalizadores de la violencia latente. Doctor Sueño es un retorcido viaje hacia la redención, la misma que Kubrick negó a su protagonista.
A pesar de algunos momentos francamente aterradores – véase el asalto a un pequeño jugador de béisbol interpretado por Jacob Trembley -, la película lima las asperezas y trata de reconfortarnos. El impulso terapéutico puede estar a tono con el arco dramático delineado por King, pero también es el talón de Aquiles de Flanagan. Su serie de “Haunting of Hill House” cerró anticlimáticamente, con un desafortunado monólogo que reducía literalmente a “confetti” la materia prima de nuestras pesadillas. Aquí, la exhortación motivacional “shine on!” (¡sigue brillando!) raya peligrosamente en la autoparodia. Por terminar con algo inspirador socavan la pesadumbre invocada a lo largo de toda la película. Por eso, la mejor película de Flanagan sigue siendo “Hush” (2016), un tenso thriller de invasión casera, tan espartano que no tenía espacio para el sentimentalismo. “Doctor Sueño” termina siendo un curioso epílogo para un filme clásico, que nunca saldrá de su sombra.
“Doctor Sueño”
(Doctor Sleep)
Dirección: Mike Flanagan
Duración: 2 horas, 32 minutos
Clasificación: (Recomendada con ciertas reservas)