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Becas que cambian vidas: la lucha por ser profesional en Nicaragua

Cinco mil de los 8,500 estudiantes activos de la UCA reciben algún tipo de beca. Foto: Cortesía | Universidad Centroamericana | Niú

Cinco mil de los 8,500 estudiantes activos de la UCA reciben algún tipo de beca. Foto: Cortesía | Universidad Centroamericana | Niú

A los trece años, Marlon Howking, de origen miskito, agarró sus maletas y salió de La Estrella, una comunidad rural ubicada en La Cruz de Río Grande, a más de 410 kilómetros de la capital, convencido de que solo yéndose cumpliría su sueño de ir a la universidad. Hasta entonces, había aprendido a leer y escribir, en español, en una escuelita multigrado a la que llegaba después de dos horas de camino y en la que había solo un maestro y más de 70 alumnos, de entre cinco y veinte años.

Marlon no conocía nada más allá de esa pequeña comunidad rural, pero estaba convencido de que si no se iba tendría que olvidar su sueño para dedicarse a cultivar la tierra como todos los de su comunidad. Así que cuando sus papás le dijeron: “si quieres seguir, nosotros te apoyamos”, no lo dudó ni un instante. Alistó las pocas pertenencias que tenía y emprendió su viaje.

Marlon Howklin es originario de La Cruz de Río Grande, Región Autónoma de la Costa Caribe Sur en Nicaragua. Él logró graduarse de la carrera de Sociología gracias a una beca en la UCA. Cortesía | Niú

Desde entonces han pasado casi 15 años, en los que Marlon tuvo que aprender a vivir lejos de su familia y ha tenido que viajar de pueblo en pueblo cada vez que las escuelas dejaban de impartir los grados que él alcanzaba. Primero se marchó a San Pedro del Norte, en el municipio de Paiwas, Caribe Sur, hasta que, en 2011, llegó a Managua y se ganó una beca de excelencia académica en la Universidad Centroamericana (UCA) para estudiar sociología.

Su historia no es la única, en la UCA estudian, gracias a algún tipo de beca, cerca de cinco mil estudiantes, de los 8,500 alumnos activos que tiene esta casa de estudios superiores, afirma el sacerdote jesuita, José Alberto Idiáquez, rector de esta casa de estudios. Sin embargo, este año aproximadamente 600 estudiantes, de los 1,500 que se prevé comenzarían a estudiar allí, no tendrán la oportunidad que tuvo Marlon porque el Gobierno de Daniel Ortega redujo en un 26.7 por ciento la porción del Presupuesto de la República que le otorgan a esta universidad. Que, tomando en cuenta la devaluación de la moneda, la reducción asciende al 30 por ciento.


La distribución del presupuesto realizada para el presente año implica, para la Universidad Centroamericana, una reducción de C$ 67,349,764.92 con relación a la asignación presupuestaria que recibió en el año 2018.


Ese fue el caso de Sandra, como la llamaremos en este reportaje para proteger su identidad, una estudiante de secundaria a la que le ofrecieron una beca por ser excelencia académica en su colegio y a la que hace unas semanas le informaron que ante la falta de fondos ya no podrían brindarle este apoyo en sus estudios.

La historia de Patricia es similar, ella planeaba estudiar Marketing en la UCA aplicando a una beca. Por eso, durante sus últimos dos años de bachillerato se esforzó en obtener buenas calificaciones para poder merecerla. Sin embargo, hace unas semanas le informaron que había aprobado el examen de admisión, pero que su solicitud de beca había sido rechazada por falta de fondos. La decepción fue inmensa.

“Debido a la reducción en el presupuesto, la universidad está priorizando mantener las becas actuales, que ya habían sido otorgadas en años anteriores. Se tomó la decisión de dar prioridad a las becas de los estudiantes actuales de la universidad, y no ha sido posible otorgar becas nuevas, incluyendo las becas de excelencia”, afirma el padre Idiáquez.

Ataques a la UCA

Luis Andino, presidente de UNEN, junto al dictador Daniel Ortega. Andino tiene más de diez años de pertenecer a este movimiento estudiantil. Foto tomada del 19 Digital | Niú

Desde que inició la crisis sociopolítica, en abril de 2018, la UCA fue una de las universidades que pidió justicia para las personas asesinadas durante los ataques de policías y paramilitares. También, abrió las puertas de su campus para que los manifestantes que marcharon el 30 de mayo pasado se refugiaran del ataque que hizo la Policía Nacional ese día y además el rector participó en el Diálogo Nacional. Esto provocó que desde el Gobierno iniciara una campaña de desprestigio y varios ataques directos para disminuirle el seis por ciento constitucional.

En julio del año pasado, la UCA anunció públicamente que el Gobierno no les había entregado la parte del seis por ciento que reciben cada mes y que por la situación de ese momento tendrían que suspender completamente sus actividades durante el mes de agosto, esto incluiría que los trabajadores de esta casa de estudios no recibirían sus pagos. De inmediato, los alumnos y exalumnos de esa universidad se pronunciaron en redes sociales y convocaron un plantón en apoyo. Esto obligó al Consejo Nacional de Universidades (CNU) a normalizar la entrega del dinero correspondiente del seis por ciento.

Meses después se inició una campaña en la que acusaban a la UCA de no usar el dinero del seis por ciento para becas y que como es una universidad privada no debería recibir esa ayuda. Por ello, el presidente de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), Luis Andino, pidió públicamente a Ortega que se excluyera a esta universidad. Este fue un aviso de que este año habría cambios en la distribución del seis por ciento.

“No me extraña que el Gobierno reaccione de esta forma, porque están siendo coherentes con su forma de pensar, según la cual no se puede pensar sin enfrentar un castigo”, dijo el rector recientemente en una entrevista.

Elvin Barquero, estudiante de primer año de Ingeniería Civil, de la UCA, pensó en matricularse en otra universidad al imaginar que sus sueño de ser profesional podría no cumplirse si decidían retirar el seis por ciento de esta universidad. Él es originario de Jinotepe, Carazo, y es el menor de tres hermanos. El año pasado pudo comenzar su carrera porque le dieron una beca de excelencia académica.

“Con esta reducción yo tenía miedo que me quitaran mi beca, pero la universidad nos mandó un correo en el cual nos explicaban que ellos buscarán otros medios para no perderla. Lo que van a ser afectados son los nuevos ingresos y pues muy mal porque muchos de mis amigos estaban optando por una beca en la universidad, ya habían ido hacer el examen y recibir esa noticia de que ya no tenían la oportunidad que tengo yo me entristeció mucho. Es duro que tus sueños se trunquen”, dice.

La odisea de estudiar en la Universidad

Byron Arias, de camisa celeste, junto a compañeros de clases y autoridades de la UCA durante la presentación de un proyecto con el que se graduó como ingeniero en sistemas. Cortesía | Niú

Siendo Nicaragua uno de los países más pobres de la región, el acceso a la educación es limitado. Pues, aunque el Gobierno han implementado programas para mejorar la educación, la calidad educativa sigue siendo baja y la deserción universitaria alta. Según datos de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), solo el 42 por ciento de estudiantes  que ingresan a las universidades logran concluir sus carreras y en la mayoría de casos la deserción se debe a la pobreza.

Byron Arias es parte del porcentaje de estudiantes que a pesar de la pobreza logró terminar su carrera. Él es originario de San Juan de la Concepción, departamento de Masaya, y es el único de sus hermanos que terminó la universidad gracias a una beca de excelencia académica que recibió en la UCA.

Sin embargo, el camino hasta graduarse le fue duro porque en su adolescencia tuvo que trabajar durante el día junto a su mamá, vendiendo frutas y verduras afuera de un supermercado, y por las noches terminó su bachillerato. Los pocos momentos en que tenía libre los aprovechaba para hacer tareas y prepararse para sus exámenes. Por su esfuerzo logró graduarse como uno de los mejores estudiantes de su colegio y por ello le dieron una de las dos becas de excelencia académica que cada año entrega la UCA a los mejores alumnos de algunos colegios del país.

“Yo planeaba ir hacer el examen de admisión en la UNAN o en la UNI, pero gracias a mi esfuerzo me gané una de las becas que dio la UCA y allí mi vida cambió”, dice Arias, graduado de Ingeniería en Sistemas gracias a una beca completa.

El apoyo que recibió de la UCA no solo fue por su beca, pues también recibió una ayuda económica durante los cinco años que duró su carrera. Asimismo, le dieron la oportunidad de ser alumno monitor por sus calificaciones y al finalizar su carrera pudo integrarse a un proyecto junto a varios de sus compañeros.

UNEN en la UCA

Alejandro Centeno, originario de Bluefields recibió una beca interna en la UCA para estudiar Administración de Empresas. Sin embargo, actualmente pausó sus estudios porque es uno de los jóvenes perseguidos de la dictadura. Cortesía | Niú

En la mayoría de universidades que reciben parte del seis por ciento del Presupuesto de la República la UNEN tiene una incidencia en manejo de becas y recursos. Sin embargo, tras convertirse en una pieza clave del Frente Sandinista desde el inicio de las protestas muchos de los estudiantes han mostrado rechazo hacia este movimiento estudiantil. Luis Andino, actual presidente, comparó en 2010 a este movimiento con una mafia. Ahora él lleva más de diez años a la cabeza de UNEN.

En la UCA es la única universidad donde UNEN ya no opera. Allí los programas de becas son ejecutados por el Departamento de Gestión de Becas de Grado y cada año otorgan becas de arancel en cuatro categorías: 100%, 75%, 50 % y 25 %, según las condiciones económicas de los estudiantes. También, dan becas deportivas y becas culturales a aquellos estudiantes que tengan talentos en coro, canto lírico, música, danza, teatro, literatura y guitarra. El requisito común es que el bachiller halla obtenido un promedio mínimo de 75 por ciento en sus últimos años de secundaria.

Alejandro Centeno, originario de Bluefields, cabecera de la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur en Nicaragua, llegó a Managua para cumplir su sueño de estudiar de la UCA. Desde niño había oído que “quienes se han graduado de la UCA son un orgullo” en su región. Así que cuando terminó la secundaria viajó a la capital para pedir una beca. Él era la primera persona de su familia que estudiaría y la universidad era un lujo que no podía darse.

“Me hicieron una entrevista y a los dos días tuve que llevar una carta donde explicaba que no tenía de INSS (uno de los requisitos para comprobar los ingresos) porque mi mamá trabajaba vendiendo helados y frescos”, cuenta Centeno, quien recibió una beca completa para estudiar Administración de Empresas.

La ayuda que recibió no solo fue de aranceles, pues ante las limitaciones económicas le dieron una beca interna, que incluye el hospedaje, la comida, un seguro médico, ayuda económica e integración a actividades extracurriculares en donde participan los alumnos becados. Sin embargo, este joven tuvo que pausar sus estudios porque es uno de los jóvenes que está siendo perseguido por involucrarse en las protestas cívicas.

“Fui excelencia académica desde primer año. Ese año fui de los mejores estudiantes de primer ingreso y la universidad me regaló una computadora porque no tenía. Por mis buenas notas me gané un intercambio para ir a la universidad de Cali en Colombia, pero ya por la crisis no pude hacerlo. Era para mayo, y ese fue en el mes más difícil por el cual pasó el país”, lamenta.

Marlon, Byron, Alejandro y Elvin son solo algunos de los estudiantes que tuvieron que luchar desde niños para llegar a la universidad y su camino se hizo menos duro gracias a una beca. Muchos de los estudiantes que sueñan con ser profesionales hoy no podrán estudiar en Nicaragua. Sandra y Patricia, por ejemplo, tendrán que seguir su lucha en otra universidad porque ya no tienen la oportunidad de estudiar en la UCA, sin embargo, afirman que «seguirán luchando por ser profesionales de éxito».