La historia detrás de la reciente obra de Gioconda Belli, “Las fiebres de la memoria”, es reconstruida a través de sus antepasados y de las narraciones de un drama que siempre circuló en su familia y el cual desde joven le intrigó.
Se ambienta en 1847 y cuenta la historia del misterioso duque Charles Choiseul de Praslin, que en medio de un conflicto personal decide olvidar su pasado e iniciar una nueva vida en Matagalpa, donde conocería a la joven viuda Margarita Arauz, a quien todos llaman como “Rosa Blanca”.
“Para una novela, era una historia maravillosa porque tenía todos los componentes de un gran drama, tenía el componente de un crimen no resuelto y aborda cómo la memoria nos va formando y cómo es parte de nuestra familia”, relató la escritora en una entrevista realizada en el programa televisivo Esta Semana.
Belli afirma que, para escribir esta obra, investigó su propio pasado, pero también el de Nicaragua a mediados del siglo diecinueve. El duque Choiseul de Praslin recorre los escenarios de Francia y Nueva York durante la “fiebre del oro”, un periodo histórico donde miles de personas migraron hacia California tras descubrirse el hallazgo de este metal.
El noble francés es acusado en su país de un crimen pasional, que lo lleva a fingir un suicidio y embarcarse hacia Nueva York. Ahí conoce al magnate Cornelius Vanderbilt, quien lo invita a acompañarlo en la Ruta del Tránsito, a través del río San Juan y el lago de Nicaragua. En el país se topa con una exuberante belleza tropical y se ve seducido por la idea que en aquel lugar tan remoto, nadie podrá encontrarlo.
“No es una novela romántica”
La novela está escrita en primera persona, bajo la óptica del duque. Este estilo representó para su autora “un gran reto”. “Fue un ejercicio interesante, porque me permitió habitar el cuerpo de un hombre y tratar de imaginar cómo vive un hombre en esa época y cómo ve a las mujeres que lo rodean”, agregó.
Belli afirma que su objetivo con la novela era “entrar en la complejidad del ser humano y de la condición humana”, y que no la ve como una novela romántica, a pesar que la historia no está exenta de pasión y narra la historia de un romance.
También aborda las segundas oportunidades que tienen los seres humanos al verse forzados a migrar: “El duque reconstruye su vida en Matagalpa, hace cosas buenas, trabaja de médico. Fue un hombre muy dedicado a la población, a su familia, pero también misterioso, porque desapareció un día de repente”, explica Belli.
Un retrato de la Nicaragua del siglo XIX
El contexto de la época en la que se desarrolla la trama no pasa desapercibido en “Las fiebres de la memoria”. Se ubica en la Nicaragua de 1847, donde la ilusión de un canal interoceánico en el país traída por la fiebre del oro marcaría su historia, hasta nuestros días. Pero también se abordan otros hechos dramáticos, como la quema de Granada y sus rivalidades con León, la otra gran ciudad colonial.
“Fue un tiempo de gran efervescencia en Nicaragua y en Matagalpa, donde se dieron tierras para el cultivo del café y vinieron muchos inmigrantes de distintas partes que se casaron con muchachas nicas de la sociedad matagalpina”, revela la autora.
El libro, publicado a finales del 2018, ha sido nominado, junto a otras diez obras, en la Bienal de Novela “Mario Vargas Llosa”, un importante reconocimiento para la literatura hispanoamericana. También se ha presentado en distintas ciudades del mundo, como Madrid, Bilbao, Málaga, en la Feria del Libro de Guadalajara y en los próximos meses en el festival literario Centroamérica Cuenta, a celebrarse en mayo en San José, Costa Rica.