En pantalla

“Lazzaro Feliz”: Una premiada fábula moderna en Netflix
Lazzaro Feliz
Fotograma "Lazzaro Feliz"

Como su protagonista, esta es una película demasido buena para este tiempo.

     

«Lazzaro Felice» ganó el premio al Mejor Guión y fue nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes. La película está punteando en las listas de lo mejor del año por los críticos más influyentes, y acaba de estrenarse en Nicaragua vía Netflix.

La acción arranca al abrigo de la noche, en una comunidad rural tan pobre, que la gente no tiene suficientes bombillos. Los instalan y desinstalan, de un cuarto a otro, según la necesidad. Un muchacho le pone serenata a una muchacha, para pedirle matrimonio. El evento se celebra en comunidad. Lazzaro (Adriano Tardiolo) observa con sus ojos grandes, y ayuda en lo que puede. Es lo que hace siempre. Durante el día, cosechan tabaco y labran la tierra.

Todo apunta a que estamos presenciando una pieza de época, ambientada a principios del siglo XX. Al menos, hasta que aparece un hombre en un vehículo que nos ubica en la década de los 60. ¿O son los 70? Estamos en Inviolata, propiedad de la Marquesa de la Luna (Nicoletta Braschi). Cuando el administrador saca las cuentas —cada bujía que les lleva se debe pagar— queda claro que los campesinos trabajan para comer, en virtual esclavitud. Poco tiempo después, aparece la dueña con su sobrino, Tancredi (Luka Chicovani). Durante un almuerzo, el muchacho saca casualmente su teléfono celular, un modelo típico de finales de los noventa. Descubrir que esta forma de explotación vive en nuestro tiempo es un shock.

La directora Alice Rohrwacher usa todas las herramientas a su alcance para desorientarnos temporalmente. Tome nota del encuadre de las imágenes. Ha filmado en películas de 16 mm. Conserva las esquinas curvas del fotograma, y el borde sombreado por hilos deshilachados que aparecen y desaparecen. Aunque veamos la película por vía digital en una TV de última generación, reproduce el efecto de enmascaramiento, propio de los teatros pre multicine. Como su protagonista, esta es una película demasido buena para este tiempo.

Rohrwacher se ha inspirado en una historia real —una noble fue descubierta explotando de forma similar a varias familias—, pero este es solo el punto de partida para construir una fábula socialmente consciente, que observa con ironía y compasión la condición humana. Lázaro es un perfecto inocente. Es pura bondad. No cuestiona nunca nada. Hace lo que le piden. Cuando su amiga Antonia (Agnese Graziani) le muestra estampas de santos escondidas en los muebles de la Marquesa, entendemos que más que un tonto, Lázaro es una especie de santo. Si la gente se aprovecha de él… el problema es de la gente.

Lazzaro y Tancredi son cercanos en edad. Pronto entablan una especie de amistad que duplica la dinámica de explotación. En afán de cumplir sus promesas, Lazzaro sufre un accidente que se traduce en un dramático salto temporal. Como Rip Van Winkle, despierta en nuestro tiempo. No ha envejecido un solo día. Pronto, encuentra a Antonia, ya adulta (Alba Rohrwacher, hermana), y algunos de sus viejos compañeros. El tiempo les ha pasado la cuenta. Solo han cambiado la pobreza rural por su variante urbana, y sobrevien a punta de pequeñas raterías. Los burgueses también están cerca, y aunque venidos a menos, no pierden su mañas.

Rohrwacher navega sobre la tradición del neorrealismo, pero en “Lazzaro Felice” admite posibilidades fantásticas. Al menos, en lo que se refiere a su protagonista. Además de su sueño de décadas, y de su estado de juventud eterna, se le conecta con San Francisco de Asís —un lobo mítico figura en la trama—. Pero sus milagros son de pequeña escala. Le enseña a los campesinos urbanizados qué plantas de su lote baldío pueden consumir. Y simplemente esta ahí, para hacer lo que le pidan. Su entrega incuestionable marca su destino, o al menos, el de la encarnación que conocemos. Es demasiado bueno para este mundo.

Tardiolo es excelente en el difícil papel de hacer interesante la inocencia. La facilidad con que los demás se aprovechan de Lazzaro podría haberlo convertido en una especie de “tonto santo”, pero la disposición de Tardiolo, su total ausencia de malicia, revierte la carga negativa y la deposita sobre el oportunista. Sergi López es excelente como el compañero de Antonia, y virtual patriarca del grupo. Anticipo el momento de volver a ver esta película. Es una de las mejores del año.

⭐⭐⭐⭐ | Muy buena
«Happy as Lazzaro»
(Lazzaro Felice)
Dirección: Alice Rohrwacher
Duración: 2 horas 5 minutos
Disponible en Netflix