En pantalla

The Lovebirds: La comedia que no sabías que necesitabas está en Netflix
The Lovebirds

The Lovebirds, lidia con obstáculos artificiales en la trama, pero los protagonistas hacen gala de una química chispeante, con suficientes aciertos como para distraerlo por una hora y media

La pandemia desvió el estreno de “The Lovebirds” de las salas de cine a la grilla de Netflix. Quizás sea lo mejor. La intimidad de la pantalla casera magnifica el talento de sus actores, y es terreno más amable para disimular sus flaquezas.

En un prólogo vertiginoso, experimentamos el amor y desamor de Leilani (Issa Rae) y Jibran (Kumail Nanjiani). Cuatro años de vida se resumen en un puñado de escenas que preparan el terreno para la trama principal: justo en el momento en que deciden terminar con la relación, la pareja se convierte en accesorio de un brutal asesinato. La separación tendrá que esperar, mientras corren para resolver el crimen por el cual la ley los busca.

Rae y Nanjiani pueden parecerle una revelación, pero en realidad, tienen años de trabajo en la industria. Ella, en múltiples producciones televisivas que finalmente la llevaron a la serie de HBO “Insecure” (2016 – 2020). Él inició en el ‘stand up’, pasó por innumerables serie y películas, y terminó con una nominación al Óscar por el guion del agridulce filme autobiográfico “The Big Sick” (2017), sobre un matrimonio interracial amenazado por una emergencia médica. La especificidad cultural de la comedia, y los caprichos de la distribución comercial, pueden haber mantenido estos talentos fuera de su radar. Al menos, este es un buen puerto de entrada.

Contradicción entre la ficción y la realidad

La comedia taquillera contemporánea suele desarrollarse en un mundo libre de fricción social. El estándar de existencia es blanco, de clase media a media alta. El simple protagonismo de una mujer negra y un hijo de migrantes pakistaníes le dan una poderosa carga ideológica a lo que en otro caso, sería una pieza de entretenimiento desechable.

La banalidad de la trama policíaca adopta un tono disonante a la luz de las noticias del momento, mientras la ciudad de Minneapolis es sacudida por protestas masivas después de la muerte de George Floyd bajo custodia policial. Leilani y Jibran huyen de la escena del crimen convencidos de que serán automáticamente condenados, por el simple hecho de ser “black & brown”. Un tardío giro de la trama convierte la aprensión en un equívoco. La contradicción entre la ficción y la realidad ahora socava ese destello de optimismo.

La película reconoce que en el entorno social, los personajes están rodeados de prejuicios que pueden resultar peligrosos. Pero dentro de la dinámica de pareja, las diferencias entre ellos apenas se registran. Esto puede ser un asunto de economía narrativa —hay mucha trama que procesar y poco tiempo—, o un impulso utópico, que sugiere que en el fondo, todos somos iguales. Sí, somos iguales. Y Leilani y Jibran son iguales en la medida en que ambos sufren la amenaza incipiente de la estigmatización en un mundo dominado por los blancos. Pero no explorar cómo negocian sus diferencias culturales siendo una pareja interracial se siente como una oportunidad perdida, especialmente cuando tienes dos actores con la inteligencia de Rae y Nanjiani.

¿Comedia romántica o comedia de acción?

Hay dos películas peleando por dominar el tono de “The Lovebirds”. Por un lado, tenemos una genial comedia romántica de divorcio y reconciliación. Los protagonistas hacen funcionar este modelo clásico, aunque hace falta un reparto de personajes secundarios memorables. La afectación de nombrarlos por características particulares —“Bigotes”, “Bicicleta”— anuncia su cualidad genérica.

La segunda vertiente emula la comedia de acción de los 80. Hasta la partitura musical de Michael Andrews está dominada por sintetizador que no estaría fuera de lugar en una película de esa época. Por cada escena que el director Michael Showalter hace funcionar —véase la incursión en el apartamento de unos universitarios—, hay otra editada con torpeza —el climático enfrentamiento en un bote—. Aun así, agradezco la incursión en la ceremonia de una sociedad secreta que satiriza “Eyes Wide Shut” (Stanley Kubrick, 1999).

Casi quisiera que “Los Tórtolos” hubiera desechado la trama principal, para quedarse con la pareja encerrada en su apartamento, luchando por terminar o rescatar su relación. La película es mejor en esos momentos en que ellos discuten problemas tangenciales, o cuando se distraen de la complicación del momento para dispararse chascarrillos pasivo-agresivos, informados por años de convivencia. Afortunadamente, aun lidiando con los obstáculos artificiales de la trama, Rae y Nanjiani hacen gala de una química chispeante, con suficientes aciertos como para distraerlo por una hora y media.

“Los Tórtolos”
(The Lovebirds)
Dirección: Michael Showalter
Duración: 1 hora, 26 minutos
Clasificación: ⭐⭐ ⭐ (Buena, recomendada con reservas)
* Disponible en Netflix