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Un año de protesta a través del arte

Un guardabarranco posado al hombro y una banda azul y blanco que atraviesa su pecho son detalles que remarcan su historia. Su juventud, su uniforme escolar y su mirada que brilla hacia el cielo relatan sutilmente lo que le ha sucedido. Es Alvarito Conrado, una de las primeras víctimas de la represión de abril, visto y plasmado por el lápiz del artista Vagancio Nica. El dibujo ha sido usado incluso en homenajes oficiales, y para Pedro X. Molina, caricaturista de Confidencial, es una de las mejores piezas de artistas nicaragüenses que han retratado la crisis.

“Los homenajes a los jóvenes caídos en este martirio, como es el caso de Alvarito Conrado, son ilustraciones que nos muestran el profundo agradecimiento de los artistas a una juventud sacrificada y valiente. Esta avalancha de expresión artística ha sido una aporte genuino a la lucha por cambiar una sociedad que parecía estar sumida en la indiferencia y el cinismo”, añade Manuel Guillén, caricaturista de La Prensa, quien coincide con Molina al nombrar la misma ilustración, como una de sus favoritas de este primer año de protestas.

Álvaro Conrado, el primer menor de edad asesinado durante las protestas. Esta ilustración fue realizada por el artista Vagancio Nica | Niú

Para ambos, escoger los mejores artes que han surgido desde abril, ha sido tarea difícil. “Son cientos de piezas y muchísimas de alto nivel. Desde el 18 de abril, muchas personas han expresado sus demandas, su ira, su indignación, su rabia, su empatía y su luto a través de ilustraciones, pinturas, diseños o memes. Y a medida que la represión y la censura de la dictadura creció, esas formas de expresión se fueron haciendo cada vez más creativas para poder burlar la represión”, dice Molina.

Para el caricaturista, quien también ha puesto su creatividad en denunciar las constantes violaciones a los derechos humanos y recientemente publicó un ebook en Revista Niú para conmemorar el aniversario de la crisis, este “boom” artístico, se desató como una respuesta natural del ser humano.

“Cuando somos expuestos a situaciones límites, los humanos buscamos formas de exteriorizar las fuertes emociones que estas situaciones puedan provocarnos. Una de estas formas es el arte. En Nicaragua, ésta ha sido herramienta importante de denuncia, pero también de concientización, de crítica y de humor, que ha contribuido a mantener el espíritu en los momentos más pesados de la lucha”, comenta Molina.

Guillén añade que el auge que hemos visto del arte-protesta es para él “la imagen gráfica del despertar de una sociedad. Un resurgimiento de los valores de solidaridad y dignidad de una sociedad que urgía un cambio. Muchos jóvenes artistas se han expresado de manera espontánea, haciendo un poderoso llamado a la acción de toda la sociedad”, dice. Niú hace un recuento de las mejores

Un año de mucho arte

Guillén y Molina, no son los únicos que tienen identificadas las piezas que más les marcaron, sobretodo, en los primeros meses de la crisis. “Cuyba” -seudónimo-, diseñador gráfico, ilustrador y artista conceptual, tiene 23 años y participó en este auge de artes-denuncia. Él también tiene sus piezas “preferidas”: “Tengo dos artistas en especial que causaron un impacto bastante fuerte en mí. Me gustaron mucho sus obras, el concepto de ellas y el mensaje que quisieron dar”, asegura.

La primera -comenta el diseñador- le parece ahora en retrospectiva “casi una premonición”. Fue la obra que detallaba un árbol de la vida y la analogía con la estatua Somoza derribado de su caballo. “El otro es un arte que presentó Lonnie Ruiz en una exposición sobre derechos humanos, donde tocó de una forma sutil y directa el tema, la balanza hace una carita feliz pero a la vez una carita triste, fue algo que fue super acertado”, dice el diseñador.

“Si debo escoger un favorito, es el arte de Titasupp, me encanta como representa que todos nos involucramos, con mortero o con sartén, hombre o mujer. Soy del pensar que el arte no puede salvar al mundo, pero sí puede motivar a la gente a esforzarse para salvarlo, y creo que ahora todos los artistas del país asumimos ese rol, somos voces que gritan para motivar al pueblo y a nosotros mismos. Y esta pieza en particular, es muestra de eso”, agrega el diseñador gráfico y leterista “Tipo Tuani”.

“Vi un stencil en la ciudad de Masaya que es un Sandino levantando su brazo derecho con la leyenda: «A la @#¢*! Daniel». Probablemente haya sido hecho por una persona sin grandes pretensiones artísticas, pero esto la vuelve una imagen más auténtica, que reivindica la figura de Sandino que había sido secuestrada por un partido”, comenta Luis otro ilustrador y diseñador, de 36 años, bastante conocido en el mundo del diseño, que también prefiere omitir su nombre.

En el anonimato

La mayoría de artes, a excepción de las de caricaturistas ya reconocidos como Molina y Guillén, son anónimas. Esto se debe “indudablemente al temor por la represión institucionalizada de una dictadura cruel y sin escrúpulos”, asegura Guillén. “Si te llevan preso por verte con una bandera en la calle, ya me contarás como te va si te encuentran haciendo un mural o te identifican como uno de los ilustradores de las piezas que se han hecho virales”, añade Molina.

Cuyba, por ejemplo conoce a varios artistas que después del desmonte de los tranques, no solo dejaron de expresar y compartir su arte en redes sociales, sino que tuvieron que exiliarse. “Mis artes fueron principalmente ‘stencils’, que fueron pintados con sprays en muchos lugares de la capital e incluso Masaya o Jinotepe. Pero tuve que dejar de hacerlos porque empecé a recibir amenazas y tenía que garantizar la seguridad mía y de mi familia”, recuerda el artista.

Y de hecho, esa es la recomendación que Molina les ha hecho a varios artistas que le contactan para mostrarle sus diseños, lo mejor es que “siempre escojan un pseudónimo para firmar sus piezas y tengan cuidado al difundirlas para minimizar el peligro que se podrían correr en caso de que alguno de los brazos de la dictadura pretendiera dañarlos”, recomienda.

Sin embargo, aún con tantas piezas de gran valor artístico que han caído en el anonimato, se percibe un sentimiento de unión entre los artistas. “Lo más importante en este proceso ha sido la solidaridad de los y las ilustradoras con la causa y el registro de todas esas imágenes para nuestra historia reciente. El arte necesita seguir estando del lado de la verdad, ser honesto y no solamente usarlo como elemento de denuncia sino también como una herramienta que nos invite a soñar el país que queremos para todos”, asegura Luis.