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Da 5 Bloods te lleva a todos los Vietnam reales e imaginarios
Da 5 Bloods

“La guerra nunca termina para los involucrados”, dice un personaje secundario en “Da 5 Bloods”, la nueva película de Spike Lee que construye un espacio imaginario donde ficción y realidad se funden en un miasma inseparable

Cuatro veteranos norteamericanos de raza negra regresan por primera vez a Vietnam. Otis (Clark Peters), Paul (Delroy Lindo), Melvin (Isaiah Whitlock, Jr.) y Eddie (Norman Lewis) pertenecían a “Las 5 Sangres” (Da 5 Bloods), una escuadra hermanada bajo el fuego de la guerra. La reunión en el viejo teatro de operaciones no es una simple actividad social: vienen a recuperar los restos de la quinta “sangre”, Stormin’ Norman (Chadwick Boseman), muerto y sepultado en la selva… y a buscar un cajón repleto de lingotes de oro, que dejaron enterrados tras una malograda misión.

Trauma y codicia van de la mano en esta enciclopédica mirada al mito y la historia de la Guerra de Vietnam, indistinta del racismo endémico en los EE. UU. La película toma la trama de la clásica “El Tesoro de la Sierra Madre” (John Huston, 1948) y la adereza con realidad documental. Lee se apropia del entretenimiento popular, que usa el conflicto bélico por sus posibilidades melodramáticas —Rambo y Chuck Norris son mencionados de pasada— y reivindica a los personajes negros, usualmente relegados a ser accesorios al protagonista blanco.

Para Lee, el cine nunca es solo entretenimiento. El director recurre a constantes intrusiones de material de archivo, rompiendo el trance artificial de la distracción: hitos de la resistencia negra y el verdadero efecto de la guerra hacen contrapunto. La foto brutal de un bebé con la mandíbula destrozada aparece cuando un vietnamita reclama por la masacre de My Lai. Así, queda demolido el impulso automitológico de los protagonistas.

La película tiene un afán expansivo y novelesco. Dos personajes franceses traen a colación el colonialismo europeo: Desroche (Jean Reno) es un mercenario financiero, presto a lavar el oro. Hedy (Mélanie Thierry) es la conciencia culpable de la nueva generación, descendiente de una dinastía explotadora que ahora purga la culpa familiar desactivando minas explosivas. Flirteando con David (Jonathan Majors), el hijo de Paul, comparte que la inspiración de su nombre es la estrella de Hollywood, Hedy Lamar. La muchacha no entra en más detalles, pero la actriz era también una científica aficionada. En su tiempo libre, inventó un procedimiento de manipulación de frecuencias de señales de radio utilizada en radares de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Una vez más, la historia y la cultura popular se funden.

Varios Vietnam coexisten en la película “Las 5 Muertes”. Los veteranos llevan en mente el pasado, pero se mueven, físicamente, en el espacio contemporáneo, más a tono con los lugareños que viven del turismo nostálgico, desde el sereno guía Vinh (Johnny Nguyen) hasta el mercader que inocentemente desata un episodio de stress postraumático en Paul. Algunas escenas iniciales tienen el estilo los “reality shows” que siguen a celebridades a localidades exóticas. En esta realidad construida existe la película “Apocalypse Now” (Francis Ford Coppola, 1979) —y sí, en Ho Chi Minh City existe un bar temático sobre ella—. Ese clásico también se invoca en una secuencia donde el bote que lleva a los amigos a su destino cruza la selva mientras “La Cabalgata de las Walkirias” de Wagner suena en la banda sonora.

A medida que la trama avanza, el tono cambia frecuentemente de lo picaresco a lo trágico, pasando por aventura en clave comercial, con destellos documentales y claras dramatizaciones —sí, Hanoi Hanna (Van Verónica Ngo) existió—. El caos no es un error, sino una característica del diseño. En la visión de Lee, la guerra, cómo el racismo, rompe cualquier sentido de cohesión e infectan por igual la ficción y la realidad. La única armonía posible existe en lo intangible, la partitura sinfónica de Terrence Blanchard.

Tome nota de los ‘flashbacks’: los cuatro sobrevivientes son representados por los actores maduros, sin maquillaje ni efectos especiales. Es una manera de sugerir que siguen atrapados en ese tiempo. De la misma manera, contrastan con la juventud de Norman, como un Peter Pan congelado en el tiempo. Como tantos jóvenes con vidas truncadas, nunca envejecerá. La idea tiene un repunte final en una foto que sugiere liberación, pero es la liberación que solo la muerte puede dar. La guerra nunca termina para los involucrados.