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#8Mujeres en resistencia ante la dictadura

Ilustración: Juan García | Niú

Amaya Coppens, Liseth Dávila, Delmis Portocarrero, Susana López, Marlen Chow, Socorro Corrales, Francisca Machado, Nelly Roque, Jessica Rivas, doña Coquito, Yaritza Mairena, son solo algunas de las cientos de mujeres que han luchado contra la brutal represión de la dictadura de Daniel Ortega.

Once años de reprimida indignación estallaron en abril del 2018, dejando atrás al menos 325 asesinados, más de 700 presos políticos, miles de perseguidos, torturados y exiliados. La rebelión cívica que despertó en Nicaragua también ha tenido rostro de mujer.

En las trincheras, puestos médicos, manifestaciones, negociaciones, ellas también han estado presente. Iniciativas como #ElPicoRojoChallenge también han sido promovidas por mujeres que llevan años luchando contra el machismo y contra el régimen que gobierna el país.

Para conmemorar este ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer, seleccionamos a ocho mujeres representativas de la lucha cívica, pero sabemos que hay miles en la protesta.

Irlanda Jerez, la líder popular

**Presa política de la dictadura Ortega Murillo y líder de los comerciantes del mercado Oriental**

Por Keyling T. Romero
Ilustración: Juan García | Niú

— Discúlpate con el comandante y te vamos a sacar de aquí, — le dijo una custodia de la Dirección de Auxilio Judicial a Irlanda Jerez, días después que la arrestaran.

— Pasarán 20 o 30 años y no me voy a disculpar con nadie. Si ese es el precio que tengo que pagar para que Nicaragua sea libre lo voy a pagar, pero sí les voy a decir algo, algún día esto va a cambiar, — respondió iracunda.

Esta conversación se la contaría a su pareja, Daniel Esquivel, quien no ha parado de luchar por su liberación desde que fue arrestada la tarde del 18 de julio del año pasado. Irlanda hasta entonces era una de las voces más fuertes de los comerciantes y por eso “era mejor tenerla encerrada para callarla”, cree Esquivel.

Pero su historia de lucha no comenzó en abril. A Irlanda le tocó migrar a los 15 años de su natal, Siuna, Región Autónoma de la Costa Caribe, a León para seguir con su sueño de ir a la universidad. Se fue sola, con un saco macen al hombro donde llevaba algunas mudas de ropa. «Me fui a buscar la vida”, suele decir cuando cuenta esa historia. Y lo cumplió, se graduó como una de las mejores estudiantes de la carrera de odontología.

“Irlanda es una persona disciplinada, perseverante y súper optimista. En Siuna le decían la líder del pueblo. Es una persona que a las cinco de la mañana está de pie y si hay que trabajar hasta media noche lo hace”, la describe su pareja.

En su clínica odontológica trabajó varios años, pero se inclinó hacia las ventas y abrió un negocio de venta de ropa en el mercado Oriental al cual, finalmente, se dedicó por completo y justo esa era su rutina hasta que abril lo dejó todo para unirse a la protesta cívica.

“Daniel, yo me olvido de mis negocios, vos los administras junto a mi papá. Yo me voy a dedicar a esta lucha porque no es correcto lo que está pasando”, le habría dicho a Esquivel, quien supo que nadie la haría cambiar de opinión.

Desde entonces Irlanda no dejó de ir a una sola marcha y pronto, por su liderazgo, se convirtió en uno de los personajes representativos de la protesta.

En prisión Irlanda ha sido vapuleada en varias ocasiones. En noviembre del año pasado un grupo de enmascarados ingresó al penal de mujeres y trató de llevársela y como las presas se opusieron fueron fuertemente golpeadas. Desde entonces, las golpizas se han repetido e incluso su negocio en el mercado Oriental fue allanado sin justificación. Su familia ha denunciado que tratan de asesinarla.

La lucha por la justicia de Francys Valdivia y las Madres de Abril

**Presidenta de la Asociación Madres de Abril y hermana de Franco Valdivia, asesinado en Estelí**

Por Franklin Villavicencio
Ilustración: Juan García | Niú

Francys Valdivia ha visualizado un museo de la memoria donde el nombre y el rostro de su hermano —Franco Valdivia Machado— esté junto a las otras 324 víctimas de la represión de abril. La muerte de él la ha impulsado a buscar justicia, pero una “real”, que el actual Estado de Nicaragua no le puede garantizar. Ese sueño, ha sido su consuelo después de once meses de dolor y sufrimiento.

Hasta este momento, ni la muerte de Franco ni la de los otros asesinados en las protestas han sido esclarecidas, pese a que en muchos casos existen pruebas fehacientes para llegar a los culpables.

La voz de Francys se ha alzado en los últimos meses de resistencia cívica. Ella es la presidenta de la Asociación Madres de Abril, una organización conformada por familiares de víctimas de distintos departamentos del país donde la represión asesinó a manifestantes. Ellas se han topado con un muro de silencio e impunidad, pero esto no les ha impedido denunciar los crímenes de lesa humanidad del régimen.

“La lucha de justicia en Nicaragua es una mezcla de impotencia, frustración de decepción. El sistema de justicia nicaragüense es un absurdo”, relata.

La vida de esta abogada dio un vuelco el 20 de abril de 2018, cuando asesinaron a su hermano en Estelí. Él era uno de los jóvenes universitarios que protestaban pacíficamente en el parque central. Desde entonces y en medio del dolor, Francys se enfrenta contra un Estado que no admite siquiera las cifras que distintos organismos de derechos humanos han divulgado y comprobado.

Ella y el resto de Madres de Abril han planteado rutas y mecanismos para hacer valer la justicia. También son las pioneras en plantear políticas de memoria “para la no repetición”. De hecho, Francys ha visitado museos dedicados a las víctimas de otros países, como Argentina, y espera que algún día pueda construirse uno en Nicaragua.

“El Chipote, por ejemplo, tiene que ser eliminado que se convierta en un museo habilitado bajo la administración bajo la participación de los familiares directos de las víctimas”, reitera.

La incansable Vilma Núñez

**Presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos**

Por Yader Luna
Ilustración: Juan García | Niú

Desde niña, la doctora Vilma Núñez, está acostumbrada a visitar cárceles. Uno de sus recuerdos de infancia es cuando la llevaban a ver a su padre, porque había sido detenido por la Guardia Nacional. En 1958, cuando formó parte del movimiento estudiantil de León, donde estudiaba Derecho, integró el Comité por la Libertad de los Presos Políticos de la dictadura somocista. Sesenta años después, se vería obligada a acompañar a decenas de familiares que buscaban a sus hijos en las cárceles de Nicaragua, detenidos por protestar contra la dictadura de Daniel Ortega.

Para esta incansable defensora de los derechos humanos la situación que vive Nicaragua, le recuerda a la dictadura somocista, cuando la intolerancia contra cualquier rebelión era atacada con brutal represión. Ella es superviviente de la masacre estudiantil del 23 de julio de 1959. Cuatro meses antes del triunfo de la Revolución, en 1979, fue encarcelada, torturada y procesada al ser acusada de traficar armas.

Ella sabe en carne propia lo que significa ser encarcelada por falsos delitos, solo por protestar. A ella le ha tocado vivir ahora, a sus 80 años, de nuevo los ataques de un dictador. «De una fiera herida», como llama a Ortega.

La doctora Núñez insiste en que Ortega sabe que tiene los días contados en el poder y por eso no le importa arrasar con todo lo que se le ocurre. A finales del año pasado, el régimen ordenó cancelar la personería jurídica del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), organización que fundó en 1990.

“Nos han golpeado, pero no nos duele”, declaró desafiante la presidenta del Cenidh. “A un organismo serio de derechos humanos no lo disuelve, ni tampoco nuestro compromiso ni acompañamiento al pueblo de Nicaragua, una resolución de órganos sin autonomía e independencia”, afirmó sobre la decisión de la Asamblea Nacional.

Su labor como defensora de derechos humanos ha ganado reconocimiento tanto nacional como internacional. Personalmente ha dado acompañamiento a las personas que han denunciado violaciones a sus derechos humanos, incluyendo la acusación de violación sexual que interpuso Zoilamérica Narváez en contra de Ortega, los asesinatos que el Ejército ha cometido en contra de campesinos y recientemente las muertes y abusos de la dictadura.

Asegura que no se detendrá ante los atropellos de la dictadura y seguirá denunciando cualquier violación a los derechos humanos en Nicaragua.

Brenda Gutiérrez: El grito de las madres de los presos políticos

**Presidenta del Comité Pro Liberación de Presos Políticos y madre del reo de conciencia Rodrigo Espinoza**

Por Keyling T. Romero
Ilustración: Juan García | Niú

En el último año, Brenda Gutiérrez ha sufrido los golpes más fuertes de su vida. Primero el arresto de su hijo, el líder universitario, Rodrigo Espinoza, de 21 años, y después la lectura de sentencia en la cual fue condenado a 17 años y seis meses por los supuestos delitos de “terrorismo”. Esos golpes, aunque han calado en sí, le han dado la fuerza para exigir la liberación de su hijo y de los más de 700 reos de conciencia de Nicaragua, desde el Comité Pro Liberación de Presos Políticos, organización en la que se han reunido las madres de los reos de conciencia para denunciar los abusos que sus hijos están pesando en las cárceles.

“Yo le decía no quiero que estés aquí y él me decía no seas egoísta. No pensés solo en vos, hay que luchar, hay que luchar. Yo me desesperaba, pero no podía detenerlo”, cuenta.

Desde el 18 de julio de 2018 que su hijo fue secuestrado por paramilitares, Brenda Gutiérrez, ha sacado fuerzas que no pensó tendría. Habla pausado y solo en breves minutos se le quiebra la voz, después recobra su engarbo y detalla el calvario que ha vivido su hijo en las cárceles del país.

Las largas horas que ha tenido que esperar para poder entrar al penal donde está Rodrigo y las humillaciones que le han hecho en el penal por ser madre de un “golpista”.

“Mi hijo es inocente y confío en la inocencia de los demás, que solo levantaron su voz y una bandera, que es la que nos cobija para gritar libertad. Si esa es la razón por la que son condenados, si por eso son acusados de golpistas, pues entonces todos lo somos en este país”, insiste en cada entrevista.

Cuenta que a Rodrigo «ahorita lo que le hacen es chantaje emocional» y lo amenazan con matarla porque mucho ella habla mucho.

“Él me dice que no puede andar por las calles, pero que yo sí puedo andar. Todo es cuestión de que te cuidés, cuidate, me dice, pero sé la voz de nosotros, sé la voz que nos va a defender y que nos va a sacar de aquí”, afirma. Ella siempre lo tranquiliza y le dice: “tranquilo vos aquí adentro y yo aquí afuera”.

Lucía Pineda y el “delito” de informar en Nicaragua

**Periodista y jefa de información del canal 100% Noticias. Actualmente encarcelada por la dictadura**

Por Franklin Villavicencio
Ilustración: Juan García | Niú

“Es un grave error que estemos periodistas presos”, fueron las últimas palabras que Lucía Pineda Ubau dijo frente a una cámara de celular, a finales de enero, cuando una comisión de eurodiputados visitó la cárcel de mujeres “La Esperanza”. Un mes atrás, la periodista había sido sacada de la sala de 100% Noticias la noche del 21 de diciembre, junto al director del medio, Miguel Mora.

Minutos antes del secuestro, su voz había salido al aire en un “última hora”. Cuando los policías tenían cercado el edificio del canal, Pineda informó hasta el último momento que le duraría su libertad. “¡Urgente, urgente! Hay paramilitares aquí adentro. Estamos reportando presencia de antimotines y están queriendo entrar a 100% Noticias”, manifestó en vivo.

Desde entonces, Lucía no volvió a aparecer en público, hasta que el diputado del Parlamento Europeo José Inácio Faria divulgó tras su visita Nicaragua, una serie de videos donde aparece la comunicadora denunciando su ilegal situación.

Su delito fue informar con entereza la represión del régimen orteguista, desde que iniciaron las protestas el 18 de abril. Pero la Fiscalía la acusa de “provocación, proposición y conspiración para cometer actos terroristas”.

Los familiares de la reportera han denunciado la situación infrahumana en la que se encuentra. Ha sido sometida a largos interrogatorios, sale poco a la luz y permanece en una celda oscura.

“La última vez que la vimos fue el 18 de febrero y está afectada de salud. Le están aplicando todo tipo de torturas psicológicas”, afirma Alejandro Ubau, tío de Lucía.

La comunicadora se ha dedicado desde 1995 al reporterismo y es considerada como uno de los personajes más populares de la televisión nacional.

“Quisiéramos conmemorar en un ambiente de paz y de derecho ese sacrificio histórico que han hecho las mujeres alrededor del mundo, pero la realidad nos dice que en Nicaragua han venido matando a las mujeres desde antes”, reflexiona Alejandro.

Madelaine Caracas y la rebeldía estudiantil

**Estudiante universitaria, integrante de la Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia**

Por Yader Luna
Ilustración: Juan García | Niú

Antes de la rebelión de abril, Madelaine Caracas estudiaba para ser comunicadora. Se preparaba, a pesar de su timidez, para entrevistar a personajes de la vida pública. Nunca imaginó que sería ella la que daría conferencias de prensa, redactaría comunicados y otorgaría entrevistas. Tampoco pensó que tendría frente a frente a Daniel Ortega y que podría encararlo durante el Diálogo Nacional.

Cuando Ortega puso en duda los asesinatos cometidos por su régimen, los estudiantes presentes ese 16 de mayo del año pasado en la primera sesión del Diálogo Nacional se enfurecieron. Caracas cogió el micrófono y dijo: «Pidieron lista de estudiantes y aquí los tenemos». A continuación procedió a leer los nombres de los 65 fallecidos hasta ese momento.

«Presente», gritaban los estudiantes cuando la estudiante con voz quebrada leía sus nombres. «Mencionarlos era una forma de hacerlos presentes», contó tiempo después esta joven que dejó de lado sus estudios para luchar contra el régimen.

Poco después de ese día, tuvo que viajar a Europa, como parte de la Caravana Informativa de la Solidaridad Internacional con Nicaragua, para denunciar la masacre cometida por el régimen dictatorial. Desde entonces, no pudo volver al país y se tuvo que exiliar en Costa Rica.

“Todos los días me levanto deseando estar en Nicaragua, estar en mi vida, terminar mi carrera, estar con quienes amo, ver crecer a mi sobrino… Enfrentarte a eso, sentirte ajena todos los días en un país, es tan complicado. Es reencontrarte de alguna forma, y no fue una elección, nos forzaron a tomarla para resguardar nuestra vida”, contó Caracas recientemente.

Esta joven de 21 años, fue nombrada por la revista internacional Estrategias & Negocios como una de las mujeres más desafiantes durante las protestas de Nicaragua. “Mi rostro es solo uno del de muchas mujeres que están desde todos los frentes luchando por este país. Las mujeres estamos en la lucha y siempre hemos estado”, escribió la joven en sus redes sociales al enterarse de la noticia.

“Nos han quitado tanto, que nos quitaron hasta el miedo”, dice Caracas. En cada espacio donde pueda denunciar las atrocidades del régimen, promete ser la voz de miles de nicaragüenses.

Las mil batallas de Sandra Ramos

**Integrante de la Alianza Cívica y defensora de los derechos de las mujeres obreras**

Por Keyling T. Romero
Ilustración: Juan García | Niú

A Sandra Ramos se le ha visto en la defensa de los derechos de las mujeres desde hace varias décadas. Esa es una lucha que encarnó en su adolescencia y en la que, hasta antes de abril de 2018, estaba completamente enfocada, como directora del Movimiento de Mujeres Trabajadoras y Desempleadas “María Elena Cuadra” (MEC). Ahora ha redirigido su labor y desde la Alianza Cívica busca que Nicaragua salga de la crisis sociopolítica que ha dejado cientos de muertos, presos y un grave daño en la economía.

“Dejémonos de hipocresías y de mentiras aquí que el camino a la paz y a la estabilidad de este país es que haya un cambio. No se puede seguir matando y asesinando a los jóvenes en este país. No han entendido que cruzaron el límite y que, por lo tanto, la gente en la calle está exigiendo cambios”, dijo enérgica en una de las primeras sesiones del Diálogo Nacional del año pasado.

Y es que Sandra siempre ha sido así: decida y luchadora de las causas justas. En la década de los setentas, se involucró en las luchas estudiantiles que reclamaban el fin de la dictadura de los Somoza. Luego inició su lucha en los movimientos sindicalistas, pues en los años ochenta viajó a Cuba a estudiar para ser instructora sindical y cuando regresó fue una de las cofundadoras de la Central Sandinista de Trabajadores (CST).

Sin embargo, fue hasta en 1994 que fundó el MEC junto a 800 mujeres obreras que se divorciaron de la CST. Y es en el Movimiento María Elena Cuadra en el cual ha luchado por más de dos décadas junto a las mujeres obreras de la zona franca, denunciado las violaciones laborales y capacitándolas sobre sus derechos como trabajadoras.

Uno de los logros nacionales que este movimiento ha alcanzado ha sido la construcción de un código ético del lugar de trabajo que busca acabar con las violaciones de los derechos de los trabajadores. Asimismo, la aprobación de la Ley Integral contra la Violencia hacia las mujeres, ley que fue encabezada por este movimiento y que años después fue reformada por el Gobierno.

Sandra Ramos nació en una familia numerosa de la vieja Managua. Rodeada de cinco hermanas, su mamá y su abuela, quienes fueron el pilar del cual aprendió a luchar por sus derechos y revelarse ante las injusticias. Por su trayectoria en las luchas sociales fue escogida para integrarse a la mesa del Diálogo Nacional y desde entonces ha demandado justicia para los muertos y presos políticos.

La lucha de los campesinos encabezada por Francisca Ramírez

**Líder campesina que enfrentó al régimen de Daniel Ortega**

Por Franklin Villavicencio
Ilustración: Juan García | Niú

En 2013, una mujer bajita, de piel morena, nacida en la comunidad La Fonseca retó al hombre más poderoso de Nicaragua, y a todo un régimen que  para esa fecha mostraba síntomas de dictadura. Francisca Ramírez, conocida en el país como doña Chica, ha liderado desde entonces el Consejo para la Defensa de la Tierra, el Lago y la Soberanía, un movimiento campesino que se opone a la construcción de un canal interoceánico cuya concesión fue entregada al empresario chino Wang Jing.

El Movimiento Campesino desde entonces lideró 95 marchas pacíficas. Todas fueron reprimidas por los grupos de choque del Gobierno y la Policía Nacional. No obstante, Francisca Ramírez no ha claudicado en su lucha.

Doña Francisca se unió a las protestas que iniciaron en abril por las reformas a la Seguridad Social que luego desencadenaron en un hartazgo generalizado por la represión del régimen. El 18 de abril, fue un día que no olvidará. La líder escuchaba ese día las noticias en su casa en La Fonseca, mientras en el casco urbano los estudiantes se sublevaban contra el régimen.

Cuando las protestas se intensificaron, el movimiento cívico se tomó las calles y varias carreteras de lo interno del país fueron trancadas, asfixiando por un momento a la dictadura de Daniel Ortega.

El liderazgo de Ramírez en las protestas le ha costado el exilio. Ahora permanece refugiada en Costa Rica, donde sigue “en resistencia” y afianzando la lucha cívica «desde fuera».

“Lo que se sucedió el 18 de abril ya lo vivíamos hace cinco años, pero el pueblo estaba ciego, creía en el discurso que tiene la pareja presidencial cuando ha sido un discurso falso para engañar al pueblo. El 18 de abril los jóvenes estudiantes dijeron basta y alzaron la voz al ver tanta injusticia”, dijo la activista a Confidencial, en septiembre del año pasado.

El pasado seis de marzo, Ramírez recibió el premio Homo Homini en reconocimiento a su lucha por la defensa de la tierra. En la ceremonia, oficiada en Praga, la líder campesina llegó vestida de huipil azul y blanco y con un cartel de los presos políticos del Movimiento Campesino.