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Si estás ansioso, estresado, con temor permanente y sentís que la crisis te está consumiendo, lee este artículo pues te contamos qué podés hacer.
A un año y cuatro meses de haber empezado la crisis sociopolítica, los nicaragüenses estamos más estresados, ansiosos, deprimidos y con estrés postraúmatico, señalan los expertos en salud mental. Sin embargo, antes de alarmarnos debemos entender que estas son reaccciones naturales que cualquier persona experimentaría en nuestro contexto, pues en un tiempo muy corto el ritmo de nuestras vidas cambió.
«En los contextos de crisis no todo lo que vemos asociados a la tristeza es depresión, porque hay un sinnúmero de emociones que son respuestas normales a los acontecimientos que vivimos. Nosotros hemos tenido muertes abruptas, separaciones, la gente se ha tenido que cambiar de lugares, ha dejado las universidaes, ha perdido trabajo, ha perdido la capacidad de movilizarse. Todo eso hace que la gente parezca deprimida, pero lo que tiene es una respuesta normal a situaciones que no deberíamos estar viviendo», explica la psicóloga María Auxiliadora Alfaro.
Sin embargo, al no haber terminado la crisis política las personas están desarrollando trastornos depresivos como el estrés postraumático, la ansiedad crónica y la depresión, pues no se han recuperado y tampoco han sanado sus duelos.
“Cuando la gente no puede enfrentar la cotidianidad ya está enfrentando un problema de salud. Eso puede ser muy fuerte si te impacta, si no estás durmiendo bien, si vives en constante hipervigilancia, porque neurobiológicamente nuestro sistema nervioso vive alterado y físicamente, las enfermedades que ya teníamos puede agudizarse porque no hemos podido procesar lo que vivimos”, explica Alfaro.
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La somatización ocurre porque ante la represión que ha impuesto el régimen, las personas no pueden visitar a sus muertos con tranquilidad, no pueden denunciar a quienes mataron a sus familiares, no viven sus duelos y cuando no hay palabras para expresar lo que sienten, el cuerpo concentra las emociones y las expulsa con problemas físicos.
En algunas ocasiones, explica el psiquiatra Carlos Fletes, puede ocurrir que las personas acudan a los centros de salud u hospitales por dolores físicos puntuales que están causados por la carga emocional, pero que no pueden mencionar por la polarización que hay en Nicaragua. Esto dificulta su sanación pues en ese caso los médicos generales curarán el síntoma y no el problema de raíz.
Aumento de estrés postraumático
Según el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, el estrés postraumático lo padecen algunas personas que han vivido o han presenciado un hecho impactante, peligroso o terrorífico. Sin embargo, si entre tres o seis meses la persona no lo ha superado sus síntomas es señal que necesita hacer un cambio o, en el peor de los casos, debe buscar ayuda profesional.
“El estrés postraumático se va a ver en las personas que vivieron las balaceras, que vieron morir a sus familiares y hay gente que con solo ver la televisión se trauma porque es parte de las políticas del terror”, señala el doctor Fletes.
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En este proceso es fundamental la escucha. Es decir, que es importante que las personas hablen con alguien de cómo se siente, cuáles son sus miedos, que exterioricen sus pensamientos sin ser juzgados.
Por su parte, la doctora Alfaro afirma las personas que apoyan el régimen también están padeciendo de afectaciones en su salud mental en Nicaragua. “La gente ‘del otro lado’ es tan humana como los azul y blanco. Igual tiene estrés, tienen insomnio, miedos, están deprimidos, ansiosos y con enfermedades crónicas”, asegura.
Más ansiedad y depresión por la crisis
Una de las reacciones naturales más comunes que se han manifestado en la crisis es la ansiedad y la depresión. En este contexto las personas que ya han tenido depresión o tienen tendencias a padecerlo, es más probable que desarrollen este trastorno, por eso hay que estar alertas cuando vemos a una persona que lleva más de dos semanas triste, aislada, con sentimientos de culpa, pues de no ser atendida podrían cometer suicidio.
Antes de la crisis, entre el diez y treinta por ciento de los nicaragüenses sufría de depresión, explica el psiquiatra Carlos Fletes, quien fue director del programa nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud. Ahora hay un aumento de pacientes que acuden a las consultas por problemas depresivos. Sin embargo, no existe un estudio dedicado a la salud mental en Nicaragua.
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En el caso de los niños y adolescentes también están padeciendo de trastornos depresivos por la violencia, inseguridad, las pérdidas de su núcleo familiar por muertes o separaciones. Muchos de los hijos de los presos políticos, por ejemplo, tienen problemas para conciliar el sueño, falta de apetito, miedo a salir la calle y constantemente lloran.
“En tiempos de crisis no es recomendable recetar medicinas porque todos los síntomas que tiene la gente son producto de la situación, no es porque tengan un problema de salud mental estructurado, sino porque cualquier persona en ese contexto va a desarrollar síntomas, pero cuando el malestar te sobrepasa hay que buscar ayuda”, dice.